El director general de Prevención y Calidad Ambiental de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, Fernando Martínez, acompañado del delegado territorial, Francisco Algar, y del alcalde de Lucena, Juan Pérez, se han reunido con la directiva y empresarios de la Asociación de Fabricantes Andaluces de Refrigeración (AFAR), con su presidente a la cabeza, José María Raya, y el gerente, Manuel Servián. Martínez ha señalado que se ha tratado sobre la gestión de los residuos, sobre la que en los últimos años se han producido una serie de modificaciones normativas europeas y estatales. Se ha puesto de manifiesto el interés de los empresarios por el cumplimiento, prueba de lo cual es la comunicación que mantienen con otras asociaciones de ámbito estatal. El director general dijo que desde la Junta de Andalucía se va a tratar de aunar esfuerzos para alcanzar líneas de gestión para el reciclado de los residuos. Asimismo, en la reunión han estado presentes el jefe del Servicio de Protección Ambiental de la delegación territorial y personal del Departamento de Residuos de la Dirección General. Fernando Martínez apuntó que AFAR aglutina a 24 empresas en el ámbito andaluz, con una amplia representación de empresas lucentinas, una facturación de unos 300 millones de euros, 200 de los cuales son de Lucena, lo cual significa una gran aportación al PIB local. Por su parte, Manuel Servián dijo que, «como sector, debemos ser tremendamente cumplidores con la normativa vigente, no solamente a nivel nacional, sino también europeo». Añadió que «tenemos que canalizar los residuos al 100%». El presidente de AFAR , José María Raya, ha señalado que la normativa europea es la misma para el equipamiento industrial que para el doméstico. En este último apenas se repara, porque tienen un periodo de obsolescencia programado y pasado un determinado plazo el equipo se avería y nadie lo repara, y en este ámbito se pueden alcanzar el 50% e incluso más de recogida de residuos. Sin embargo, el equipamiento industrial no es comparable al doméstico, pues utiliza otras materias de mayor durabilidad y los plazos de vida media superan los 25 años. «Queremos dejar constancia del ánimo de cumplir la ley, pero tenemos la dificultad de que nuestros equipos no se encuentran en los vertederos por que se reutilizan en un mercado de segunda mano que es muy difícil de controlar por parte de fabricantes y distribuidores», dijo.