Llegaré hasta el final, hasta que mi Felisa vuelva a Zuheros y nos convenza de que realmente quiere ser monja. En ese caso, seremos nosotros mismos quienes la llevemos a la Orden". A las seis de la tarde de ayer, Jesús Poyato, padre de Felisa, una joven de Zuheros que ha decidido hacerse monja, se declaraba en huelga de hambre, una situación que se produce un mes y medio después de que su hija y su amiga Carmen, ambas mayores de edad, ingresaran, sin previo aviso, en el Convento de las Hermanas de la Cruz de Sevilla.

Durante las dos primeras horas de la huelga, Poyato permaneció encadenado en una sala próxima a la sacristía de la iglesia de Nuestra Señora de los Remedios y arropado por su mujer, Paqui Arroyo, su hijo y decenas de vecinos. Transcurrido este tiempo, la familia mantuvo una dilatada reunión con el vicario de la Campiña, Jesús Poyato, quien le ha autorizado a permanecer en estas dependencias del templo.

"La iglesia es de todos los zuhereños. Mi hija es Iglesia y yo soy Iglesia. Por eso he elegido este sitio para llevar a cabo la huelga de hambre", explicó el padre.

Aunque el párroco y el vicario no quisieron hacer declaraciones, la familia señaló que ambos entienden la situación generada y la propuesta que harán en los próximos días a las Hermanas de la Cruz, que consiste en pedir que las chicas regresen unos días y si siguen convencidas de mantenerse en el convento, la propia familia las llevaría. Pese a esto, "la Orden tiene unas normas internas y la Iglesia de Córdoba no puede actuar directamente, si bien podría aconsejar. Esta decisión la tienen que tomar conjuntamente las niñas y las monjas", subrayó el vicario.

La madre, sensiblemente emocionada, ha leído un comunicado en el que exigen el regreso de las novicias y vuelven a responsabilizar de su marcha precipitada al párroco, Jesús Criado, y al algún vecino. "No somos anticlericales ni estamos en contra de que mi hija sea monja. Lo que no aceptamos son las formas en que las que se hizo", insistió.

Los padres recordaron que desde su marcha el 30 de mayo, solo han podido hablar en una ocasión con ella, el 13 de junio, en el propio convento y con la presencia de dos monjas. "Le pregunté que por qué no regresaba y me dijo: Papá, no puedo".