Desde su marcha a Sevilla lo había escrito en varias cartas en las que enaltecía a Dios y en las que dejaba patente, según sus padres, el estado nervioso en el que se encontraba. Su caligrafía, en las últimas misivas, "había empeorado y los mensajes eran algo inconexos". Pero ayer, Felisa, apesadumbrada, y a través de una conversación telefónica, volvió a justificar su vocación voluntaria. "Me ha dicho, entre lágrimas, que está allí porque quiere, pero esa no era realmente mi hija. Estaba presionada por sus superioras. Al menos ahora sabe que estoy en esta situación", señala Jesús Poyato.

El que fuese alcalde socialista de Zuheros durante 13 años encara su tercer día en huelga de hambre. Y lo hace decidido a llegar hasta el final, replicando cuantos comunicados aparezcan, incluido el del Obispado de Córdoba que ayer publicada este periódico. "No sé si el obispo sabe lo que es la libertad, pero mi hija esta cohibida". Demetrio Fernández concluía apelando al sentido común y al espíritu cristiano como garantes para restablecer la paz en la zona. Jesús lo tiene claro. "No me enfrento a nadie con mis actuaciones, únicamente me han robado a mi niña".

Poyato ha revelado que Felisa había estado sometida a diferentes tratamientos psicológicos en el último lustro, algo que, al parecer, conocía su catequista. "Esta persona la ha ido moldeando y persuadiendo poco a poco aprovechando esa debilidad". Los progenitores insisten en que los Kikos habían planificado la captación de novicias y que "el obispo no ha estado a la altura".

La vida en Zuheros continúa marcada por esta polémica de la que casi nadie queda exento. Ayer, pasadas las 10 de la mañana, más de un centenar de personas volvieron a ocupar la tortuosa calle Horno. Portaban pancartas donde se leía que "La fe de Dios no destruye a las familias, las debe unir" o "La fe se siente, se vive, pero no se manipula". El pulso entre los vecinos sigue siendo similar. "Jesús es una persona que medita mucho las cosas. Si ha tomado esta decisión es porque no puede más", argumenta un vecino que espera que "el párroco tome el camino más acertado en beneficie del pueblo".

Por su parte, las Hermanas de la Cruz han asegurado que no se volverá a producir una nueva comunicación telefónica entre la familia y las novicias. La de ayer fue una excepción derivada de la situación. Desde Sevilla argumentan que "están felices y muy seguras" de estar allí. Incluso, una de las monjas ha confirmado que, "si ellas lo desean, podrían marchar en cualquier momento". La noticia de la huelga de hambre ha provocado en Zuheros un significativo revuelo mediático. El suceso también ha llegado ya a los pilares de la congregación. Parece que ahora nadie duerme tranquilo en la casa de Dios.