La recolección de variedades de uva tinta se encuentra ya al 15 por ciento, según el último balance de vendimia ofrecido ayer por la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja-Córdoba), que destaca que la cosecha del fruto autóctono de la zona, la uva Pedro Ximenez, aún no se ha comenzado a vendimiar en la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles.

Las uvas tintas llevan más de cuatro décadas en los viñedos de la Campiña cordobesa. Las primeras variedades negras llegaron en 1973 al Cortijo de El Caño en La Rambla. Allí, el técnico agrícola Francisco Solano Bellido decidió estudiar la aclimatación en la comarca de una treintena de variedades tintas, al objeto de poder diferenciar en su sistema de plantación factores experimentales como la calidad, la producción y la época de maduración del fruto. Los buenos resultados obtenidos en esta primera experiencia animaron a Francisco Bellido a plantar vides de la variedad cabernet sauvignon en tres fanegas de tierra situadas en El Vicario, una finca de la Sierra de Montilla, propiedad de Bodegas Cobos. La vinificación de esta primera cosecha más amplia fue dirigida por el enólogo Miguel Cruz.

Dos décadas más tarde, las cooperativas montillanas Nuestra Señora de La Aurora y La Unión comenzaron a trabajar con variedades de uva tinta en dos plantaciones experimentales, con el fin de analizar la aclimatación en la comarca de veinte variedades.

De las 800 hectáreas de uva tinta que existen en el marco vitivinícola cordobés, más de 600 pertenecen a socios de la cooperativa La Unión, lo que significa que el 85 por ciento de los caldos amparados por el indicativo Vinos de la Tierra de Córdoba sale de esta entidad fundada en 1979.

Otra de las entidades de referencia en la elaboración de vino tinto es la cooperativa Nuestra Señora de La Aurora que, junto con La Unión y con la cooperativa San Acacio de Montemayor, moltura la mayor parte de la uva tinta que se produce en la Campiña Sur cordobesa.