Fuente-Tójar cuenta en su pequeño territorio con seis yacimientos arqueológicos de época romana relacionados con la producción de aceite. Uno de ellos, conocido como El Lucerico, es el mayor complejo industrial oleícola de todo el Occidente europeo, al menos de momento. Es una prueba de la importancia que antaño tuvo la zona en el cultivo y producción que se dedicó al abastecimiento de su territorio y, sobre todo, a la exportación.

En una reciente visita a los lugares de mayor interés arqueológico del municipio se ha podido comprobar que en algunas zonas como el mencionado Lucerico, Los Cuartelillos, Villa Consuelo y las propias murallas que circundan la vieja ciudad de Iliturgicola --ubicada en el Cerro de las Cabezas-- el deterioro que se observa en ellas va en progresión disparatada, ello debido al efecto de los agentes geológicos, cuando no a la acción antrópica. Pero, si por un lado las secuelas son desastrosas -y podrían remediarse-, por otro hacen que afloren materiales que han permanecido ocultos o, al menos, desapercibidos.

En un espacio nada despreciable de terreno, perfectamente delimitado por lindes, en medio de fragmentos de dolia y de pesas romanas para hilaturas, de cerámicas comunes y de lujo, de restos de fundición e industria alfarera, de trozos de alabastro, por relatar algunos materiales, sobresalen dos piezas singulares: una pila (mejor que cista) de aproximadamente un metro de longitud relacionada, tal vez, con algún tipo de industria, por ejemplo la textil, y una pieza moledera de piedra (una orbis de trapetum), es decir, una pieza hemiesférica de molino para triturar las aceitunas, cuyas dimensiones se desconocen por estar prácticamente enterrada, si bien se puede venturar que mide unos 90 centímetros de diámetro y algo más de 30 centímetros de altura, a juzgar por la mortaja que presenta

Detalles

La singularidad de esta pieza de molienda le viene dada en dos aspectos: por una parte, en que nos hallamos ante un posible enclave aceitero y, por otra, en que el material en que está fabricada es diferente al de las piezas con idéntica función conservadas en el Museo Histórico Municipal de Fuente-Tójar, ya que está labrada en un conglomerado -o pudinga- no propio de Las Cabezas, en una de cuyas pendientes permanece.