La espera ha merecido la pena. Esta era la valoración unánime que durante todo el fin de semana hacían los prieguenses y visitantes que se acercaban al Recreo Castilla tras su apertura al público una vez concluida su rehabilitación. Entre la sorpresa por las dimensiones y la belleza del espacio y algún que otro recuerdo, contrastado con una selección de fotografías que reflejan cómo era este jardín antes de que se acometieran las obras, la sensación general es que Priego ha recuperado un gran enclave. Debido a su carácter privado hasta no hace mucho tiempo, era un desconocido para la inmensa mayoría de los habitantes de la localidad, a excepción de un puñado de afortunados de mayor edad que, entre anécdotas cargadas de nostalgia, recreaban aquellas noches de festivales o las visitas que realizaron, gracias a la amistad con alguno de sus anteriores propietarios, la familia Castilla, de donde le viene el nombre.

Y como el que tiene paciencia obtiene lo que desea, como así afirmaba Benjamín Franklin, los diez años de espera desde que en el 2003 se convocaba un rimbombante concurso de ideas para acometer la actuación, y las no pocas idas y venidas, reformulaciones del proyecto y polémica generada al respecto, el resultado final ha sido satisfactorio para todos. El sentir es unánime, desde los prieguenses que han esperado tanto, a los políticos, arquitectos redactores del proyecto o empresa constructora que han participado en esta iniciativa. A partir de ahora, los prieguenses cuentan con una nueva zona de esparcimiento con la que se amplía el rico patrimonio monumental de la ciudad. Todo ello sin olvidar la flexibilidad que plantea el Recreo Castilla para la celebración, tanto durante el día como en horario nocturno, de actividades de diversa índole, como ya se puso de relieve con la celebración de varios conciertos y una representación teatral, recuperando el profundo matiz cultural que tenía el recinto, también denominado Huerto de las Infantas , y donde en 1948 surgió el ahora conocido como Festival Internacional de Música, Teatro y Danza. Precisamente hasta 1957 fue escenario de distintas representaciones en aquel incipiente ciclo escénico que perdura hasta nuestros días.

La historia de la intervención en el Recreo Castilla se remonta al año 2003, cuando el Ayuntamiento de Priego y las consejerías de Cultura y la denominada por aquel entonces de Obras Públicas y Transportes, convocaron el denominado concurso internacional de ideas Recreo de Castilla, del que resultó ganador el proyecto Arriba y abajo de los arquitectos Carlos y Gonzalo Díaz Recasens. La falta de recursos motivó que la intervención quedase en suspenso cinco años hasta que en el 2008, el Pleno solicitara una subvención a los Feder, que rondaba los tres millones de euros. El convenio se firmó con las consejerías de Cultura y de Vivienda y Ordenación del Territorio para la realización de actuaciones preparatorias de la ejecución. Aún así, hubo que esperar hasta el pasado año 2012 para que, tras una nueva reformulación del proyecto, que suponía la renuncia por el momento a la rehabilitación del Molino de los Montoro como futuro museo arqueológico, en abril se iniciaran las obras, con el handicap de que debían estar finalizadas antes de que concluyera el año, como finalmente así ocurrió.

La intervención planteada por los hermanos Díaz-Recasens se ha centrado en la recuperación del jardín fechado en la primera mitad del XIX, así como la conexión, mediante una pieza de madera, de la calle Santiago con el Bajo Adarve, donde se ubica el Recreo Castilla, recuperándose las acequias, los canales de agua y el estanque del jardín. Además, en uno de los extremos del recinto se ha construido un centro de interpretación en el que se recoge la historia del recinto.