Encontrar la viabilidad de todo el cultivo en Montilla-Moriles desde la vid al consumidor es el reto que reunió ayer, en un encuentro sin precedentes en su género, a responsables de la Junta de Andalucía (encabezados por el delegado de Agricultura, Francisco Zurera, y el secretario general de la Consejería, Rafael Peral) y a los del Consejo Regulador de la Denominación de Origen (CRDO) Montilla-Moriles, con su presidente, Javier Martín, al frente.

El reto no es nada fácil teniendo en cuenta que solo la vid pierde superficie entre los cultivos leñosos andaluces en la última década, con Montilla-Moriles como el referente menos afortunado del sector y del Estado.

«NO ES SOSTENIBLE» / Se trata de una circunstancia que llevó ayer al delegado de Agricultura en Córdoba a pedir que se estudie la situación desde un punto de vista global de «toda la cadena, desde la vid al consumidor», pasando por la transformación de la uva, la bodega, la comercialización... Todo ello porque «la viña, ahora mismo, no es sostenible». Y eso pese a las 5.800 hectáreas de viñedos del marco (800 de ellas dedicadas a la innovadora uva tinta de Vino de la Tierra) o que más de la mitad correspondan a 3.120 hectáreas en espaldera cultivadas desde el impulso que se dio desde el 2001 entre los propietarios y la Junta.

También Javier Martín llegó a reconocer, en un encuentro con la prensa sobre la reunión, que la actual situación del marco, y pese a las miles de familias que viven directamente del cultivo (y de un significado que va más allá de lo económico y lo cultural y que atañe a las propias raíces identitarias de Córdoba), es tremendamente delicada, incluso, podría llegar «a que desaparezca la cultura del vino tal y como la entendemos actualmente».

LA ESPERANZA / Pese a todo, los responsables no quisieron transmitir un mensaje pesimista, rescordando la importancia que tuvo la propia reunión para buscar soluciones o, como apuntó Rafael Peral, a través de los múltiples mecanismos que ya se contemplan en la nueva Ley de Agricultura y Ganadería, con fórmulas de colaboración ya estipuladas a petición de las entidades. Así, Peral también coincidió en que es posible encontrar fórmulas para hacer toda la cadena viable desde la vid al consumidor.