Bujalance y Priego vivían ayer uno de esos tres jueves del año que relucen más que el sol, con motivo de la celebración del Corpus Christi.

En el caso de la localidad de la Subbética, esta tradición se remonta a mediados del siglo XVI, llegando a adquirir en los primeros años del XVII un gran auge, siempre con el barrio de La Villa como epicentro de las mismas. Unas fiestas que arrancaban el pasado lunes y que vivían durante la tarde-noche del miércoles y ayer su mayor intensidad, gracias a los actos programados por la asociación de vecinos del barrio de La Villa, entre los que destacan juegos infantiles, actuaciones musicales o la ya tradicional degustación de paella. También se rindió un sencillo homenaje a los vecinos de mayor y menor edad de este histórico barrio --Mercedes Campaña Lopera, de 94 años, y Antonio Sánchez Ruiz, de meses--. Junto a los actos de carácter lúdico, a primera hora de la mañana tenía lugar el desfile procesional del Santísimo Sacramento, que en la artística custodia de Luis de Beas, fechada en 1592, recorrió las engalanadas callejas del barrio, que una vez más vistió sus mejores galas para recibir al Corpus Christi.

En Bujalance, la fiesta regresó al jueves después de muchos años. El Ayuntamiento declaró ayer fiesta local con el fin de recuperar las tradiciones y potenciar esta fiesta. Tras la misa salió en procesión la custodia del siglo XVIII de Damián de Castro, bajo templete de plata, llevada a hombros por jóvenes bujalanceños. La procesión recorrió el casco antiguo, destacando las alfombras de serrín de la Plaza Mayor y las calles engalanadas con juncias, colgaduras y numerosos altares.