Las elevadas temperaturas que se vienen registrando desde hace semanas en la Campiña cordobesa siguen marcando el ritmo en el marco Montilla-Moriles. El intenso calor que se mantiene desde el inicio de la vendimia, el pasado 19 de julio, ha obligado a los responsables de la cooperativa Nuestra Señora de la Aurora a adelantar la instalación de su pasera, situada en uno de los márgenes de la antigua travesía de la carretera nacional N-331, frente a sus instalaciones.

La entidad, que cuenta en la actualidad con unos 780 socios, de los que 470 son viticultores y el resto son olivareros, pretende alcanzar los 2 millones de kilos de uvas pasificadas con las que elaborar uno de los estandartes de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles: el vino dulce Pedro Ximénez.

Desde el pasado lunes, operarios de la cooperativa La Aurora extienden al sol los racimos de uva con el objetivo de procurar su deshidratación y la concentración de sus azúcares, sin miedo a los temidos chubascos de septiembre.

Y es que la gran enemiga de las paseras es la humedad. Un exceso de agua en el ambiente puede provocar la proliferación de hongos en los frutos y, consecuentemente, la aparición de podredumbre gris, una enfermedad criptogámica que complica el proceso de crianza del vino, haciendo la fermentación mucho más compleja.

Junto con la cooperativa Nuestra Señora de la Aurora -que este año volverá a mantener su colaboración con La Unión, de manera que los socios de ambas entidades pueden aportar uva en cualquiera de ellas-, los principales productores de vino dulce Pedro Ximénez en el marco Montilla-Moriles siguen siendo las Bodegas del Pino de Montalbán, las Bodegas Galán Portero de Montilla, la cooperativa La Purísima de Puente Genil y Bodegas San Acacio de Montemayor que, en campañas anteriores, ha sido la primera en instalar su pasera, dado que los viñedos de sus socios se ubican mayoritariamente en terrenos arenosos, lo que hace que las uvas maduren entre una semana y diez días antes que en el resto de la comarca.

Sin embargo, en la mayor parte del marco vitivinícola cordobés, la uva «todavía no ha alcanzado los grados necesarios para poderla extender en la pasera, ya que presenta mucha acidez, salvo en alguna parcela que la maduración haya podido adelantarse», tal y como detalló a CÓRDOBA el enólogo de la cooperativa La Unión, José Garramiola, quien hizo hincapié en las «complicaciones» a las que se enfrentan este año los viticultores de la zona Montilla-Moriles como consecuencia de la climatología.