Se ha iniciado en Lucena una nueva campaña de excavaciones en la Cueva del Angel, que fue presentada por el alcalde, José Luis Bergillos; la concejala de Cultura, María José Lara, y los responsables de la misma, Cecilio Barroso y Daniel Botella.

La presente campaña, en la que trabajarán doce personas, se propone descubrir nuevos materiales acerca de los orígenes de esta cueva, que, según Cecilio Barroso, está datada en más de medio millón de años, si bien hasta que no comenzaron las excavaciones, hace siete años, era completamente desconocida a nivel mundial.

Sin embargo, actualmente se trata de uno los mejores yacimientos de este tipo que hay en todo el país. La excavación se hace posible gracias al apoyo de la Junta de Andalucía y al Ayuntamiento, cuya aportación supera los doce mil euros.

Según los arqueólogos, este año el objetivo es trabajar en un pozo minero, que posee entre 100.000 y 500.000 años de antigüedad. Se intentará averiguar si está conectado con la sima de la cueva, que tiene cien metros de profundidad, o con otra similar. Ello puede ser clave, ya que en el pozo se arrojaban los restos de comida.

Asimismo, los arqueólogos destacan que este es uno de los grandes yacimientos de Europa, ya que cuenta con una cronología que sobrepasa los 500.000 años de antigüedad, en pleno Pleistoceno Medio y que posiblemente, por las evidencias existentes de industrias muy arcaicas de canto sobre guijarro, se puede acercar a los 600.000, en un Pleistoceno Inferior. Fue un período fundamental, en el que hubo profundos cambios climáticos que afectaron tanto a la fauna como a la flora, y, por supuesto, también al hombre.

En esa época existió el homo erectus o preneardenthal, que ya vivió en la Cueva del Angel, dando paso a los neardenthales propiamente dichos. Según los expertos, la cueva estuvo habitada durante, por lo menos, 300.000 o 400.000 años. Ahora los arqueólogos esperan que la conexión del pozo con la cueva pueda deparar alguna novedad de gran interés, por lo que se estima que este yacimiento puede generar a medio plazo uno de los mayores museos paleontólogicos de toda España.

Ya el pasado año aparecieron restos de un oso quemado, un lobo, colmillos de elefantes, caballos, ciervos, etcétera, que eran la comida de los habitantes de la cueva y algunos de los cuales ya se encuentran en el Museo Etnográfico de Lucena.