El Obispado de Córdoba, a través de la parroquia de Santa Catalina, comienza el próximo lunes los trabajos previos de realización de obras menores para descubrir el estado de los falsos techos, de las entreplantas y de la estructura general del inmueble conocido popularmente como Casa de las Obispas. Se trata de trabajos necesarios antes de que se acometa la rehabilitación y construcción de nuevos espacios que se ejecutará en dos fases, con continuidad temporal entre la primera y la segunda.

El edificio de finales del siglo XIX, con casi 900 metros cuadrados, es propiedad de la Iglesia desde la donación que realizaron las hermanas Moreno Pozuelo, sobrinas del obispo Pozuelo.

El párroco de Santa Catalina, José María González, ha explicado que esta actuación se va a llevar a cabo después de que el arquitecto del Obispado declarara la ruina del inmueble «con el peligro de derrumbe de un edificio emblemático para Pozoblanco».

El párroco ha explicado que el propio obispo, Demetrio Fernández, pudo conocer el estado del inmueble el pasado mes de agosto y determinó «que es importante para Pozoblanco que se ponga en valor una casa que tenemos la obligación de proteger y que dotará a la parroquia de un salón parroquial del que carece», lo que está obligando a realizar «en precario, en cuanto al espacio, algunas actividades pastorales como la catequesis».

La casa, situada en pleno centro comercial de Pozoblanco, entre las calles Mayor, Vicente Aleixandre y Doctor Rodríguez Blanco, cuenta con una parte delantera «más noble y con la fachada de granito», que dispone de protección urbanística por su antigüedad, y una parte trasera con dependencias secundarias.

El edificio fue donado para uso educativo y durante varios años distintas dependencias del colegio de La Inmaculada estuvieron allí situadas, además allí estuvo la primera residencia para discapacitados con que contó Prode en la ciudad, además de haberse aprovechado durante una época por Cáritas y más recientemente como sede de dos cofradías de Semana Santa.

José María González reconoce que la obra «de envergadura» que se va a acometer, y que solo en su primera fase se estima que ascienda a alrededor de 400.000 euros, «no podrá asumirla la parroquia, aunque desde el Obispado se ha entendido que era necesario y urgente una actuación de estas características». Además, existe la intención de poner en alquiler tres locales comerciales en la calle Mayor y aparcamientos subterráneos, matizando el párroco que «nunca sería en venta porque así se estipuló cuando fue donado a la Iglesia».

José María González ya se ha dirigido a los feligreses para explicarles las obras que se van a realizar en el inmueble y, aparte de destinarse la colecta de los primeros domingos de cada mes a su financiación, se ha habilitado una cuenta en Cajasur y se recibirán donativos en la sacristía, «con disposición a entregar a todas las personas sus correspondientes justificantes».

El párroco de Santa Catalina ya ha anunciado su intención de que sea una empresa constructora local la que pueda realizar las obras en sus dos fases.