Los vecinos de Cañete de las Torres afrontan asombrados y resignados el primer día de labores de limpieza tras la fuerte tromba de agua caída ayer, que convirtió en un barrizal el municipio y e especial la calle Huerta de Santa Ana.

"¿Has visto cómo está todo?", pregunta María Molina a su vecina, quien resignada le contesta: "mejor no lo pienses", una conversación que refleja el estado de ánimo de los habitantes de esta localidad, con algo más de 3.200 habitantes, así como la de los ciudadanos de Villa del Río, la otra localidad cordobesa afectada por las lluvias.

Tras el paso de la comitiva encabezada por el presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, que ha visitado las zonas más afectadas, quedaban numerosos vecinos, bomberos y miembros de Protección Civil achicando agua, limpiando el denso fango acumulado en garajes, naves y casas y muy pendientes del cielo, ya que a primera hora de la tarde comenzaba a descargar de nuevo una tormenta en el municipio.

María Molina, residente en el número 15 de la calle Huerta de Santa Ana de Cañete de las Torres, ha relatado a Efe cómo durante la tromba de agua cuatros miembros de su familia se agolparon contra la puerta de entrada a la casa para intentar que la corriente de medio metro de agua no la abriese.

La confluencia de Huerta de Santa Ana con la calle Cristóbal Colón, donde antiguamente discurría el caudal natural de un arroyo, es una especie de zona cero donde numerosos coches de bomberos, Protección Civil y vecinos coordinan sus trabajos para eliminar el fango y la maleza que también está acumulada en numerosos portones.

La zona es un ir y venir de camiones autobomba, tractores, retroexcavadoras y, entre ellos, se intenta hacer paso una mujer, maleta en mano, quien rehúsa hacer declaraciones porque acaba de llegar al pueblo y dice emocionada que busca encontrarse con sus padres.

Una calle más arriba se encuentra Alfonso Salvador, echando una mano en una nave donde la maquinaria agrícola está "toda fundida", como asegura, y repleta de enseres que se entremezclan con el fango.

Salvador ya avanza que los días venideros serán de arduo trabajo para él, que alterna su labor en la nave con la ayuda a amigos y familiares también afectados. En la cercana ronda de Porcuna también se reúnen numerosas personas que trabajan conjuntamente en los garajes y viviendas, como es el caso de la familia de José Manuel Funes.

Funes ha enseñado a Efe cómo ha quedado la planta baja de su inmueble donde el agua llegó a alcanzar en algunos puntos el metro de altura.

Funes y su familia se refugiaron en la planta alta mientras un vecino, al que no pudieron atender, les pedía auxilio desde la casa contigua y viendo impotentes cómo el agua y el barro destrozaba electrodomésticos, muebles y sillas.

Cañete vivirá mañana su día de luto oficial por el fallecimiento de la mujer que fue arrastrada por la riada mientras el Ayuntamiento pedirá en un pleno extraordinario la llegada de ayudas extraordinarias.