La localidad de Zuheros se convirtió el pasado fin de semana en el mayor centro de atracción del visitante de Córdoba, todo ello en una villa tiene todos los atractivos necesarios para encantar a los turistas y que, junto a una iniciativa privada como es la Feria del Queso, fue capaz de ser referente turístico cordobés una vez más.

Así, Juan de Dios Serrano, organizador de la Feria del Queso, se mostró especialmente satisfecho porque toda la feria transcurrió con «total normalidad», todo ello con un número de visitas que vuelven a repetir records de años anteriores, rondando las 15000 visitas.

Serrano, sin embargo, destacó ayer la excepcional calidad no solo de los participantes sino también de los visitantes a la feria, que en las últimas ediciones corresponde a un perfil que demuestra cómo se ha consolidado con un turismo familiar, amante del queso que busca la calidad del producto y la excelencia de poder saborearlos en un marco incomparable: bajo el castillo de Zuheros.

LA CALIDAD, EN CIFRAS / El responsable de la muestra también destacó y agradeció «la comprensión de los visitantes en reconocer el esfuerzo que se hace desde la organización para poder atender todas las visitas». En cuanto al volumen de ventas de la feria, hay que destacar la satisfacción de los queseros por los más de 10.000 Kg de queso vendido, todo ello siguiendo una tónica en la que han ido creciendo las degustaciones a lo largo de las últimas ediciones.

En la feria se han podido degustar más de 75 quesos diferentes en los 23 stands, con más de 40 variedades diferentes, desde quesos de vaca, cabra, oveja, mixto, con leche cruda, curados, añejos, semicurados, de pasta blanda, cremas o fundidos. La procedencia de cada una de las variedades hicieron que cada queso se presentara como especial, con sabores marcados dependiendo de todos los factores que pueden influir en el producto final elaborado.

La feria recibió visitas desde muy diferente puntos de la geografía andaluza y la organización dispuso un servicio de bus que permitió acercar a los visitantes a la feria desde los aparcamientos que se ubican fuera de la localidad, salvando los problemas de espacio lógico en una villa de reducida dimensiones. Capítulo aparte, algunos visitantes aprovechan la feria para acercarse a la misma tras una buena ruta de ciclismo por el parque natural y acabar en el corazón de Zuheros, una presencia de siclista que se ha dejado notar este año.

Así, y con la tabla en la mano, los participantes pasaron de puesto en puesto informándose sobre los quesos y van degustando en algunos casos los mismos atraídos or el olor, la vista o por las explicaciones de los queseros que asesoraban sobre las características de cada uno de los tipos de queso, todo ello bajo el reclamo de aprender y disfrutar a la vez de un producto especial.