Desde el despiece y hasta la degustación de los primeros productos elaborados. Los asistentes ayer al Día de la Matanza de Alcaracejos pudieron contemplar todo el proceso de una matanza tradicional de Los Pedroches. Por no faltar, no faltó ni el frío que suele acompañar estos rituales de invierno. En esta séptima edición, esta fiesta se trasladó a la plaza del Ayuntamiento donde un grupo de hombres se encargaron de separar todas las piezas del cerdo que ya venía sacrificado. Miguel Pedrajas, mostraba los lomos, las costillas y los jamones y paletas "procedentes de un cerdo ibérico puro de bellota de unas 14 arrobas muy gordo y tierno". A su lado, un compañero asaba los torreznos. Muy cerca, las mujeres se encargaban del resto de tareas. Estrella Díaz realizaba el escame, raspando con un cuchillo las distintas partes del cochino como las orejas, el rabo o el tocino, que también limpiaban con agua caliente, y Rafaela Romero se encargaba del limpiado con agua, sal y vinagre de las tripas, llamadas menudos en el argot matancero. Obdulia Romero y Pepi Cabrera tenían la habilidad de contestar las preguntas del público al mismo tiempo que elaboraba la morcilla, añadiendo a la carne "a ojo" la calabaza, la cebolla, la patata, el arroz, los ajos, la sal, el cilantro o la pimienta. Y otras vecinas de Alcaracejos preparaban el adobo, elaboraban el chorizo, el salchichón y la morcilla de sangre. En el retaurante montado en la plaza se ofrecía un menú matancero compuesto por garbanzos, manitas de cerdo y carne en salsa. La mañana estuvo muy animada con las visitas al Museo de la Matanza, que está abierto todo el año; con los puestos de venta de las distintas asociaciones, cofradías y peñas de la localidad y con la música tradicional que interpretó el grupo Alcaria de Alcaracejos, acompañado por los bailes del grupo San Rafael.