Emiliano Pozuelo presidió anoche su último pleno ordinario como alcalde de Pozoblanco. Comienza ahora la etapa del traspaso de poderes, como marca el acuerdo de gobierno que su formación (Pozoblanco en Positivo) firmó con el Partido Popular hace dos años tras las elecciones municipales (que ganó el PSOE aunque por escaso margen de votos) por el que la Alcaldía la obstentaría Pozuelo los dos primeros años del mandato para cederla los dos últimos al hasta ahora primer teniente de alcalde, Santiago Cabello, (que concurrió a las elecciones municipales en las listas populares como independiente).

La próxima semana Emiliano Pozuelo presentará su dimisión, el 12 de junio se celebrará la sesión en la que el todavía alcalde comunicará su renuncia al pleno y desde ese momento dejará de ser alcalde. Tomará las riendas del gobierno de Pozoblanco Santiago Cabello como primer teniente de alcalde y en dos o tres días convocará el pleno de elección de nuevo regidor, lo que puede ocurrir entre el 14 o el 15 de junio.

A partir de ese momento las concejalías que ahora tiene Santiago Cabello pasarán a Emiliano Pozuelo y viceversa.

Emiliano Pozuelo dice haber «tocado el cielo» ocupando la Alcaldía, su futuro político lo decidirá con su mujer y su hija porque dice que su vida familiar se ha resentido con el ritmo que ha llevado estos dos años. Ahora tocan vacaciones para poder retormar con ilusión sus nuevas tareas como concejal, por ejemplo para reordenar la delegación de Medios de Comunicación que considera que no funciona; Desarrollo Económico o hacer realidad la eterna elaboración de puestos de trabajo. Tampoco descarta dar el salto a la política fuera de las fronteras locales antes de terminar este mandato, no lo ha dicho, pero si sucediera podría ser de la mano de Ciudadanos.

Emiliano Pozuelo se despide de su cargo afirmando que «desde Pozoblanco en Positivo estamos contentos porque hemos conseguido que Pozoblanco tuviera estabilidad». Satisfecho por lograr la bajada de impuestos o solucionar conflictos laborales municipales, entona el «mea culpa» por «consentir que algunas delegaciones no hayan trabajo al ritmo que me gustaría, sobre todo en materia de urbanismo». Opina que quizás por ello debería haber suprimido algunas competencias a determinados concejales pero no ha querido provocar situaciones de tensión que ya se habían vivido en otros mandatos. Cree que en breve resolverá su duda de por qué algunos departamentos no han trabajado a la velocidad que a él le hubiera gustado, a pesar de todo apunta que las reaciones entre ambos grupos son ahora buenas.