Dos hombres resultaron ayer heridos graves por disparos de arma de fuego en una montería que se celebraba entre Pozoblanco y Villaharta, según informaron fuentes sanitarias. Los heridos son I.V.M., de 22 años de edad, que presenta heridas en el abdomen y cuyo pronóstico es muy grave, y A.L.F., de 49 años, que recibió un disparo en la pierna, en estado grave.

El joven herido, en estado muy grave, permanece ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital comarcal Valle de los Pedroches, de Pozoblanco, mientras que el de pronóstico grave está internado en planta en este mismo centro sanitario.

LUGAR Otras fuentes médicas indicaron a Efe que, de las primeras manifestaciones recogidas sobre cómo se produjeron los hechos, se desprende que ambos heridos se encontraban en el mismo puesto durante la montería y que pudieron recibir los disparos de un rifle automático. El herido en el abdomen presenta dos impactos de bala, según precisaron las mismas fuentes.

Los hombres ingresaron por el servicio de urgencias en el hospital pozoalbense en torno a las 11.30 horas, sin que en su traslado interviniese ninguna unidad de emergencias del Servicio Andaluz de Salud (SAS).

Sólo una semana después del accidente fortuito que afectó a un cazador de Adamuz, otros dos participantes en una montería han resultado heridos. El pasado domingo, Adamuz fue testigo de un suceso de parecidas características. Un adamuceño de 33 años de edad, Alfonso Bollero Calvillo, conocido en la localidad como El Recio , fue alcanzado por un disparo fortuito cuando se encontraba en su puesto de tiro, en la finca Terrones. La bala se quedó a sólo dos centímetros de la arteria aorta.

Si no le hubiera impactado en una mano primero y hubiera entrado directamente en el cuerpo, es muy probable que le hubiera costado la vida. Al parecer, la bala que hirió al cazador de Adamuz procedía de la misma armada (que constaba de cuatro puestos) y no de su propio compañero de puesto, Rafael Jordán.

Fuentes consultadas por este periódico en su día aseguraron que no existía ningún banco de niebla en la zona y que la visibilidad era buena, así como que el herido pudo salir consciente y por su propio pie.