Dos mujeres, una de ellas con discapacidad psíquica reconocida por la Junta de Andalucía, han sido liberadas en una operación de la Policía Nacional contra la trata de seres humanos y el tráfico de sustancias estupefacientes. En total han sido detenidas 15 personas como miembros de una red dedicada a delitos de trata de seres humanos, prostitución coactiva y tráfico de drogas. Se trata de una organización criminal jerarquizada, liderada por un hombre de nacionalidad española, que captaba a sus víctimas aprovechándose de la situación de vulnerabilidad o de exclusión social que tenían.

Según informa la Policía Nacional, la operación se puso en marcha el pasado mes de marzo gracias a la denuncia de una de las mujeres liberadas. La víctima, con discapacidad psíquica, acudió a la Policía Nacional denunciando que estaba siendo explotada sexualmente por parte de una ciudadana rumana en un club de alterne de Palma del Río. Declaró, asimismo, que recibía fuertes palizas y amenazas de muerte si se negaba a realizar los servicios con los clientes, incluso informó de que sus captores le quitaban todos los meses la prestación pública que percibía por su discapacidad.

La víctima también manifestó que sufría esa situación desde hacía dos meses, narrando que era obligada a trabajar todos los días de la semana desde las 20.00 horas hasta la madrugada, que le retiraban el dinero pagado por los clientes inmediatamente, al igual que su documentación personal y el telefóno móvil, para que "no pudiera escapar". En su declaración, la denunciante insistía en que "era amenazada constantemente de muerte, así como golpeada, cuando no hacía lo que se le indicaba". La denuncia de la víctima, ya liberada junto a otra mujer, condujo a una investación que llegó a descubrir la existencia de un grupo organizado que paralelamente se dedicaba al tráfico de sustancias estupefacientes, tanto marihuana como cocaína, de diferentes calidades que procedían a cortar para así obtener una mayor cantidad, reportando grandes ingresos muy por encima de la inversión inicial. La droga era vendida en el club de alterne y bajo demanda al lugar que les indicaran junto a las víctimas que controlaban en el ejercicio de la prostitución. Es decir, trasladaban tanto a las víctimas sexualmente explotadas como la sustancia al domicilio de los clientes "utilizándola para desinhibir a los clientes a fin de aumentar los beneficios económicos en cada servicio".