En la Subbética hay infinidad de restaurantes que son emblemas gastronómicos del pueblo donde se encuentran y la mejor prueba de ello es que se han convertido con el paso de los años en el principal reclamo turístico. Éste es el caso del Mesón Puerta del Convento de Benamejí, un lugar único por muchos motivos. Entre ellos, no puedo pasar por alto que la familia que lo regenta, Pablo Jiménez y Dolores Cruz, se afanan en que sus comensales se sientan como en casa. Esa calidez no tiene precio. Y otra de las razones que lo hacen diferente es su chivo a lo Castuera, una receta antiquísima que han sabido cuidar y mantener con mucho mimo. Por eso estamos hoy aquí, para que nos den a conocer cómo y por qué es santo y seña de su restaurante y casi de su querido pueblo.

-Dolores, qué maravilla de plato nos habéis presentado. Tengo entendido que es una receta muy característica de este pueblo, pero, ¿por qué chivo a lo Castuera?

-A mí familia la conocen aquí en Benamejí como los Castuera y es una plato que siempre ha estado en nuestra mesa, en cualquier tipo de celebración familiar que teníamos. Era una forma de identificar la familia con el plato.

-Aquí justo al lado, en el convento de los Carmelitas, se criaban los chivos.

-Mi padre tenía las vacas y mi tío era el que criaba los chivos. La familia era tratante de ganado, pero era yo pequeña. Es por eso por lo que puedo decir que este plato lleva con nosotros toda la vida. La receta es de mi abuela, mi madrina y mi madre. Tiene unos 100 años y, además, hemos querido que sea tal cual.

-¿No le has cambiado nada?

-Exactamente como la cocinaba mi abuela, con los mismos ingredientes. Ella, al igual que mi madre y mi madrina, se puede decir que cocinaban los chivos que tenían aquí mismo y de ahí salió la receta. Curiosamente, lo hacemos casi en el mismo sitio donde surgió la receta y se criaban los chivos.

-¿Es un plato muy demandado?

-Sólo gente que viene específicamente a probarlo y se desplazan a Benamejí a eso.

-Dolores, ¿el pueblo os abastece de todos los productos?

-Tenemos una huerta muy buena. Tomates, berenjenas, calabacines, melones, patatas. Todo es magnífico.

-Pablo, Benamejí es un pueblo de paso.

-Es una encrucijada de caminos, dice el himno. Estamos cerca de las provincias de Málaga, Granada y Sevilla. Es un pueblo atípico cordobés, porque Hernán Ruiz hizo un trazado renacentista de las calles en forma de tablero de damas y eso lo hace diferente a cualquier otro pueblo.

-Pablo, hace ocho años, entiendo, que os levantasteis para pensar en crear el Convento. ¿Cómo fue aquello?

-Teníamos un terreno que era del padre de Dolores y nos tocaron 300 metros. ¿Qué hacemos? Me levanté una mañana y dije «vamos a hacer un restaurante». Mi mujer respondió que lo que sabía era coser, pero dije que había que pensarlo. Le dimos pocas vueltas.

-¿Y los resultados?

-No me esperaba tanto en tan poco tiempo.

-Dolores, ¿os sentís un poco abandonados por Córdoba turísticamente hablando?

-Somos pueblo. En córdoba hay mucha promoción de la capital, pero poca de la provincia.