El Centro de Migraciones de Cruz Roja en Puente Genil acogió a más de un millar de inmigrantes durante el año 2016. Un dato que destacó ayer la subdirectora del centro en la localidad, Rosa Torres, y que refleja el tránsito de personas que, por diversos motivos, son atendidas en un espacio de tiempo determinado que oscila entre quince días y seis meses. Concretamente, alrededor de 800 inmigrantes y 170 refugiados recibieron algún tipo de asistencia por parte de Cruz Roja durante su corta estancia en el municipio. Si se amplían estos datos a nivel provincial, el total de inmigrantes acogidos durante el pasado año supera los 2.000. Los países de procedencia de la mayoría de los refugiados son Siria y Palestina, a los que hay que añadir otros como Eritrea, Camerún, Somalia, El Salvador o Venezuela. En general, el «temor fundado» a la integridad física de estas personas por guerras, conflictos bélicos, opiniones políticas, raza o etnia es el motivo por el que muchos de ellos, según indicó la subdirectora del Centro de Migraciones de Cruz Roja en Puente Genil, «salen de sus países de origen con una maleta que no es de ropa, sino que contiene otros problemas más graves».

El centro dispone de 160 plazas y, a pesar de ser el más grande de España, su capacidad sigue siendo insuficiente por el número de solicitantes de acogida. Por ello, teniendo en cuenta que en la actualidad está casi al 100% de su capacidad, han reducido este año en quince el número de plazas para inmigrantes o refugiados procedentes de Ceuta, Melilla, o que hayan llegado hasta la costa en patera para dejarlo en 62. De este modo, el número que se pierde en dicho ámbito servirá para atender a inmigrantes más vulnerables y cuya financiación corre a cargo de la Consejería de Igualdad y Bienestar Social.

Estos datos fueron dados a conocer ayer instantes antes de la apertura de la exposición fotográfica La crisis de los refugiados y asentamientos, que corrió a cargo de la Asamblea Local de Cruz Roja y que realiza un recorrido por el sufrimiento de la población en zonas de conflicto y el camino de quienes, ante situaciones extremas en sus países de origen, deciden escapar en busca de una vida digna. Rosa Torres pidió la colaboración ciudadana para poder incrementar el número de voluntarios dadas las necesidades que tienen que cubrir, como acompañamientos médicos, labores de documentación, traducción e interpretación, o aprendizaje del idioma.