Un platillo de naranja de la huerta tradicional palmeña, picada y con azúcar, es un "lujo para muchos paladares", y ese sabor propio de la cultura gastronómica local puede ser el germen de una mermelada de naranja que bajo el nombre Capricho del Guadalquivir se prepara para su expansión por tiendas especializadas de todo el país y el mercado internacional.

Una mermelada única a partir de una receta que se ciñe a un lema: "de la huerta a la cocina, a fuego lento", un buen producto hecho con cariño, todo natural, "sin más, sin secretos, y está buenísima". Así definen su creación Josefa Almenara e Inmacula Martínez, que emprendieron hace unos tres años una iniciativa empresarial que ahora crece con canales de distribución en tiendas gourmet de todo el país y con "novios en el extranjero", afirman.

Otras recomendaciones para degustar esta mermelada de naranja, hasta ahora hecha con las variedades navelina, salustiana y cadenera, esta última autóctona de los pagos de huertas palmeños, nos llevan a las tostadas con mantequilla, aceite de oliva, con quesos de pasta blanda, patés, acompañando carnes rojas y pato, con ventresca de atún y frutos secos picaditos... Y en repostería se abre todo un mundo que no olvida "el bizcocho de naranja con mermelada de naranja".

Estas dos empresarias, junto a un tercer socio, Luis Ariza, acaban de firmar un contrato con Andalucía Emprende a través del CADE Palma del Río. La producción podrá aumentar al permitir este acuerdo el uso de una nave del vivero empresarial, un proyecto que será tutorizado con el objetivo de fortalecer la iniciativa.

El objetivo es superar la fabricación del 2014, unos 3.000 kilos de mermelada "que se van de las manos rápidamente". También se apuesta por ampliar la producción de mermelada con diferentes variedades de naranjas.