El cabecilla de la red de presuntos narcotraficantes desarticulada cuando pretendía introducir 54 kilos de cocaína en un contenedor con plátanos, a través del Puerto de Marín, Antonio Manuel B.I., utilizaba una identidad falsa, haciéndose pasar por un tal Christian E., y cambiando frecuentemente su apariencia física.

Así lo han confirmado fuentes de la investigación, que dan por desarticulada esta red con las nueve detenciones practicadas (cuatro españoles, un colombiano, un argentino, un ruso, un peruano y una mujer mexicana) y los registros realizados en las provincias de Pontevedra, Granada y Córdoba, en el marco de la denominada 'Operación Jaula'.

El presunto cabecilla de esta red es Antonio Manuel B.I., un conocido narcotraficante que se encontraba huido de la justicia desde 2007, y que se había fugado durante un permiso, cuando estaba cumpliendo una condena de 22 años de prisión por su vinculación a otra red de narcotráfico.

En esa ocasión, en 2001, fue detenido junto con otras personas (entre ellas, su padre) en una operación internacional contra un grupo dedicado al narcotráfico y al blanqueo. Las fuerzas de seguridad se incautaron en esa actuación de 1.000 kilos de cocaína y 6 millones de euros.

En el caso de la 'Operación Jaula', las investigaciones (dirigidas por el juzgado de instrucción número 8 de Vigo) se iniciaron a partir del análisis de diversa documentación obtenida en otras operaciones contra el narcotráfico. Fruto de las pesquisas, se averiguó que una personas identificada como Christian E., residente en una urbanización de lujo de Dílar (Granada), estaba preparando la introducción en España de una partida de cocaína a través del Puerto de Marín (Pontevedra).

DESARTICULACIÓN DE LA RED

Así, la vigilancia y control del Equipo contra el Crimen Organizado de la Guardia Civil, con la colaboración de otras unidades y de Vigilancia Aduanera de Vigo, permitió identificar a los componentes de este grupo, cada uno con una función atribuida (desde el chófer y guardaespaldas, hasta la persona destinada a distribuir la droga en España).

En las últimas semanas, el cabecilla de la red se había desplazado con frecuencia a Pontevedra para ultimar los detalles del transporte de la droga, que iba a llegar a España a través del Puerto de Marín, en un contenedor con fruta.

Así, se precipitó la actuación de las fuerzas policiales, al tenerse conocimiento de la llegada de un buque procedente de Colombia, con un cargamento de plátanos. La droga fue localizada gracias a los perros adiestrados, que marcaron un contenedor, donde finalmente se hallaron los 54 kilos de cocaína.

DETENCIONES

A partir de ahí, se llevaron a cabo las nueve detenciones. En Marín se detuvo a Antonio Manuel B.I.; su chófer, Jesús M.; al empresario de origen ruso Alexander S.; a un ciudadano argentino residente en Barcelona, Alejandro V.; a Juan L.P.; y a un vecino de Cangas, Álvaro C.S.

Además, en la localidad de Dílar (Granada), se arrestó a la compañera sentimental de Antonio Manuel B.I., una mujer mexicana; y a otras dos personas, un peruano y un colombiano, supuestamente miembros del cártel que había enviado la droga a España y que se encargarían de supervisar el transporte.

Las seis personas detenidas en la provincia de Pontevedra fueron puestas a disposición judicial y ninguna de ellas, salvo Álvaro C.S., quisieron declarar a preguntas del juez o del fiscal. El titular del juzgado de instrucción número 8 de Vigo decretó el ingreso en prisión para todos ellos, por un presunto delito contra la salud pública (tráfico de drogas) y pertenencia a grupo criminal.

MEDIDAS DE SEGURIDAD

Además de utilizar una identidad falsa, el cabecilla de esta red extremaba las precauciones para evitar ser descubierto, cambiando constantemente de apariencia física (color y corte de pelo, gafas, bigotes, vestimenta...).

Por otra parte, y para tener controlados los alijos de droga que introducía en España por vía marítima, instalaba localizadores en los contenedores. De hecho, en los registros practicados, además de documentación, dinero en efectivo y coches de alta gama, las fuerzas de seguridad se incautaron de equipos informáticos e inhibidores de frecuencia.