La polilla del racimo de la vid es una de las plagas más temidas por los viticultores del marco Montilla-Moriles. No en vano, las larvas de este insecto lepidóptero provocan graves daños en los viñedos afectados, donde los racimos acaban pudriéndose justo antes de su recolección.

Por este motivo, el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles presta especial atención a este gusano que causa verdaderos estragos en las paseras, donde el fruto se extiende al sol para alcanzar el grado de deshidratación óptimo que da lugar al vino dulce Pedro Ximénez.

Entre las diferentes posibilidades que existen para combatir esta plaga destaca el sistema que ha vuelto a poner en marcha este año Bodegas San Acacio de Montemayor, cuyos socios están implantando un sistema de feromonas que mantiene a raya la población de polilla.

La técnica es simple. A lo largo de 300 hectáreas de los términos municipales de Montemayor y La Rambla, viticultores adscritos a la cooperativa han repartido 120.000 difusores que esparcen por los viñedos las feromonas sexuales de las hembras, de modo que los machos no son capaces de localizarlas, impidiéndose así la fecundación.

«A medio o largo plazo, este sistema permitiría acabar prácticamente con la plaga», destaca Juan Antonio Aguilar, técnico agrícola de la cooperativa montemayorense, quien se muestra satisfecho con el resultado de la iniciativa, que se viene desarrollando desde hace cuatro años. Y es que, además de reducir el uso de insecticidas, se mejora la calidad de la uva sin apenas exposición a productos fitosanitarios.

«Lo interesante es que la medida se adopte por un buen número de viticultores, ya que las parcelas en la zona Montilla-Moriles suelen ser pequeñas y el sistema solo comienza a dar buenos resultados cuando hay cuatro o cinco hectáreas aisladas», explica Aguilar, quien reconoce el trabajo que se está desarrollando desde el Consejo Regulador para controlar la plaga.

A la labor de las Agrupaciones para el Tratamiento Integrado en Agricultura (Atrias) se suma el trabajo de San Acacio, cuyos técnicos reconocen que cuando la incidencia de la polilla del racimo de la vid es muy elevada, en algunas viñas en las que se está implantado el sistema de confusión sexual se hace preciso, además, un tratamiento complementario para erradicar completamente la plaga.