Que el yacimiento arqueológico egabrense de La Beleña II haya permanecido tal cual desde que se procediera a su sellado hace unos 5.000 años a.C., sin sufrir ninguna alteración posterior hasta su hallazgo hace unos meses, se presenta como una ocasión única para conocer este tipo de enterramientos colectivos artificiales existentes en la península y del que hay muestras desde Lisboa a Murcia.

Así lo han señalado Dolores Camalich, profesora de la Universidad de La Laguna (Santa Cruz de Tenerife) y directora de la excavación; Ayoze Trujillo, antropólogo físico, y Dimas Martín, catedrático de Prehistoria. Estos miembros del equipo de especialistas de la mencionada Universidad, el pasado mes de julio y bajo el auspicio del Ayuntamiento de Cabra, realizaron la primera de las cuatro campañas que se sucederán para estudiar este enterramiento colectivo en cueva artificial. El hallazgo está cubierto por una cámara circular abovedada de unos 3 metros de diámetro y pasillo o corredor de acceso, perteneciente al período Calcolítico, y se encuentra enclavado en un olivar al norte del término municipal, donde todo apunta que formaba parte de una gran necrópolis.

Los primeros resultados de este yacimiento se dieron a conocer a través de una serie de conferencias en el Teatro El Jardinito, dirigidas a alumnos de Secundaria, y en el Museo Arqueológico Municipal, para la ciudadanía en general. A ellos se sumarán los análisis genéticos, de dieta y de movilidad y las conclusiones que se obtengan del estudio de ADN, que se practicará en los restos de veinte individuos de ambos sexos, de edades infantiles y adultas. Todos estos estudios permitirán conocer la cronología del depósito, en el que al menos durante unos 300 años se fueron depositando de forma paulatina dichos individuos, tras su fallecimiento. Ya se conoce que su dieta se basaba fundamentalmente en proteína de origen animal, que los hombres eran más robustos que las mujeres y que su altura era de 1,71 metros frente a 1,65 metros de la mujer.

En posteriores campañas se tratará de conocer, a través de una serie de prospecciones geofísicas, si el enterramiento formaba parte de una gran necrópolis y de cuántas sepulturas lo componen; la excavación, al menos de dos de esos enterramientos, y por último, la búsqueda del hábitat del que procedían. Esto permitiría estudiar y confrontar la información que se genere entre los individuos del propio asentamiento y aquellos que se encuentran en las sepulturas.

La Beleña II es el único hallazgo de este tipo y de esa época en la mitad sur de la provincia y podría estar relacionado con otros similares como el de la Cueva de Ardales (Málaga), los dolménicos de Antequera (Málaga) o Valencina de la Concepción (Sevilla), entre otros. Además el antropólogo Ayoze Trujillo ha señalado que el estudio del ADN permitirá conocer si dichos individuos nacieron en el término municipal o procedían de otros lugares.