Una jornada sobre la citricultura en el Valle del Guadalquivir, organizada por la Fundación Savia con el objetivo de establecer nuevas perspectivas y oportunidades para este motor de la economía palmeña ha subrayado «la necesidad de producir en ecológico». Francisco Casero, presidente de Savia, argumenta que Andalucía aporta el 60% de los cítricos en cultivo ecológico al país, y afirma que «el futuro pasa por la sostenibilidad». En el mismo sentido se pronunció ayer el delegado de Agricultura, Francisco Zurera, quien precisó que «la demanda y tendencia de los consumidores es a productos que respetan el medio ambiente, la producción ecológica es una oportunidad para la agricultura y una necesidad para la citricultura», añadiendo que «tendría que ser el futuro del Valle del Guadalquivir, el gerente de Zumos Palma puede ratificar la demanda real de cítricos ecológicos».

Manuel Morales, gerente de Zumos Palma, Zumosol, y presidente de la asociación Palma-Ecológica, confirmó las palabras de Zurera, indicando que «tenemos necesidad de kilos en ecológico, compraríamos ya 5 o 6 millones de kilos porque lo demanda el mercado». Así, señaló que en las dos últimas campañas han procesado 300.000 kilos y 1,5 millones de kilos. Por otro lado, Zumosol comercializa zumo de naranja con la marca Naranjas del Valle del Guadalquivir, identificando así sus zumos con la marca de garantía.

La producción ecológica en Palma del Río distingue la marca Biovalle y su apuesta por defender la variedad autóctona cadenera. El aforo de Biovalle para esta campaña es de unos 240.000 kilos -cerró la anterior en 220.000 kilos-. La firma, con una superficie citrícola de 12,5 hectáreas, se posiciona en los mercados con la filosofía de «solo vendemos lo que producimos, y todo en ecológico». Actualmente se encuentra ultimando un cliente en Alemania y ha iniciado un proyecto de apadrinamiento de naranjos con la firma Ruralit.

Las jornadas técnicas de ayer también fueron un foro de análisis técnico y profesional del sector. En este punto, Francisco Casero afirmó que «el sector de los cítricos necesita un revulsivo, una estructura profesionalizada para no estar al vaivén de otros intereses», añadiendo que la pregunta es «¿adónde va el valor añadido?».

Casero describió un sector donde la superficie citrícola aumenta sin adquirir reconocimiento, a pesar de no cuestionarse su calidad, dijo, aludiendo también a las situaciones de «contrataciones inaceptables en plena democracia y una seguridad social bajo criterios diferentes que crea competencia desleal».

Zurera, por su parte, apuntó que la superficie citrícola en La Vega es cuatro veces mayor que hace 10 años. Con 1.000 explotaciones, en la campaña 2014/15 se exportaron 52 millones de kilos, por valor de más de 25 millones de euros. H