NACIO EN CASTRO DEL RIO

EDAD 58 AÑOS

PROFESION LICENCIADO EN DERECHO. TECNICO DE GESTION DEL INSTITUTO NACIONAL DE EMPLEO (INEM)

TRAYECTORIA FUE CONCEJAL DE CULTURA EN LA CORPORACION DE 1977 POR EL PCE. ALCALDE POR IU DESDE 1995 CON MAYORIA ABSOLUTA

Carpio, alcalde de Montilla desde el 95, no será candidato para un nuevo periodo municipal. La suya es una decisión "razonable" que abre las puertas a otros montillanos. El actual regidor asegura haber descubierto que el poder emana de las instituciones, pero la autoridad sólo la da el pueblo. Carpio suspira por volver a "ejercer de ciudadano" y a recuperar proyectos que hubo de dejar a un lado hace ahora 12 años.

-¿Qué motivos le han empujado a renunciar a la reelección?

-Esta es una decisión que yo había tomado hace algún tiempo después de meditarlo bien. No ha sido tomada como consecuencia de nada. Desde hace dos años yo sabía que era mi último mandato. Así se lo dije al coordinador local, que no ha querido hacerlo público hasta que la organización viera el momento adecuado. El argumento que yo pongo siempre encima de la mesa es la razón. Creo que cada cual debe tener un límite de acuerdo con su razón. Para mí, 12 años en la Alcaldía son un periodo razonable, aunque entiendo que este periodo puede no coincidir con el que consideren el resto de las personas que ejercen un cargo público. No censuro a nadie por seguir. Es más, uno de los grandes valores que tiene el estar aquí varios años es la experiencia que se adquiere. La experiencia es fundamental. Si yo entrara hoy en la Alcaldía de Montilla, no haría cosas que he hecho. Además, estoy convencido de que la organización tiene personas en Montilla con preparación suficiente como para encabezar y formar una buena candidatura. Todas estas reflexiones me han ayudado a tomar la decisión.

-¿Está cansado de ser alcalde?

-No. Aunque, en ocasiones, el estar aquí, exige un precio muy alto. Todavía recuerdo momentos en los que todos lo pasamos muy mal. Ha habido, incluso, ocasiones en las que hubo que dar la cara y salir con dignidad, aunque se corría riesgo. Estar aquí, tiene su precio. Pero ser alcalde de esta ciudad es algo muy gratificante.

-¿Cómo han sido sus relaciones con los políticos y vecinos?

-Mire, el poder nace de la institución, pero la autoridad sólo la da el pueblo. Esto es algo que he descubierto en los últimos años. Al principio, yo tenía poder, pero no me veía con la autoridad que he percibido más tarde. Me voy con la satisfacción de saber que han tenido siempre un gran respeto por la figura del alcalde. Es algo que tengo que agradecer porque hoy las relaciones políticas discurren por otros derroteros muy distantes de los que aquí nos movemos.

-¿Qué aspectos valora de la gestión que ha realizado hasta ahora?

-A nivel de gestión, reconozco que se han hecho muchas cosas que hace 15 años eran impensables. El Teatro Garnelo es una maravilla con independencia del uso que se le pueda dar. Que tengamos la piscina climatizada antes que otras ciudades y que atraiga a gente de toda la comarca, también es positivo. Ha habido también otros muchos proyectos que han transformado Montilla. Es cierto que el polígono de Jarata, cuando llegué a la Alcaldía, ya estaba avanzado y que mi antecesor, Prudencio Ostos, había ya realizado una parte importantísima del mismo. Se han hecho muchas cosas que han costado mucho trabajo, como el proyecto de la Casa de las Aguas o el Castillo, en vías de restauración. Son proyectos a los que el tiempo le va a dar mucho más caché. Hay otros que no han tenido tanta resonancia pero que también son importantes. Ahora mismo, se va inaugurar el centro de Servicios Sociales y se desarrollan las obras de la Casa de la Juventud. Llevamos al próximo pleno dos grandes proyectos industriales y eso también es importante para Montilla y representa una apuesta por el tejido industrial y empresarial del municipio.

-En tantos años también habrá habido sinsabores...

-También. Y es cierto que me iré con un pesar, haber estado en el Ayuntamiento me ha hecho perder amigos. No todos, pero sí algunos. Esto me supone una contrariedad importante. Algunos, incluso han dejado de hablarme. Posiblemente hay quien no sabe distinguir el cargo de la persona. Para mí ha sido muy duro dar la diligencia del derribo para las Casas Baratas. Pero es mi obligación. En este cargo, estás obligado a hacer cosas en contra de tu voluntad. Yo no hago la ley, para eso están los parlamentos y los juzgados, para aplicarla. La ley se hace para cumplirla. De no ser así, retrocederíamos a los tiempos de la precivilización.

-¿Cuesta decir adiós a la Alcaldía?

-Todavía me quedan casi 6 meses al frente de la Alcadía. No obstante, tengo que decir que me voy muy satisfecho. Continuaré ejerciendo con la misma intensidad que lo he hecho. Espero que en estos meses podamos conseguir algunos proyectos y avanzar en otros.

-¿Qué hará cuando deje de ser alcalde?

-Tengo muchos proyectos para cuando deje de ser alcalde. Interrumpí mi tesis doctoral en Derecho y había iniciado los estudios de Psicología. Espero continuar ambas cosas ahora que voy a disponer de más tiempo, aunque también tengo más años. No dejaré la política, aunque será en otra faceta. Hay algo que deseo y es ejercer de ciudadano normal. Nunca he pretendido dar lecciones pero en esa situación dispondré de más libertad para actuar según mis convicciones sin que nadie pueda pensar que lo hago con otros intereses.