El grave estado de la bóveda central del Puente Romano de Villa del Río se ha convertido en los últimos meses en el foco de debate de vecinos y colectivos locales, que observan impotentes cómo cualquier día puede sufrir un inesperado derrumbe. Por ello, la asociación Defensores y Amigos del Puente Romano de Villa del Río ha organizado por segunda vez La Noche en el Puente , una ruta nocturna de vecinos del pueblo que han salido desde el centro del pueblo hasta el Puente Romano, donde se ha desarrollado un espectáculo diferente al de la anterior ocasión y en el que ha colaborado el Ayuntamiento de este municipio. En esta nueva cita reivindicativa ha actuado el dúo musical Caranzalem , formado por Elena Escartín (flauta de pico) y Pilar Almalé (viola da gamba), quienes han ofrecido un concierto de músicas del mundo en el entorno del monumento con 2.000 años de historia.

Pero no se trata únicamente de una actividad cultural, sino también reivindicativa. El pueblo de Villa del Río exige una actuación que ponga fin a las inundaciones que arremeten contra el Puente Romano y una intervención de urgencia sobre el monumento, pues, como recuerda el presidente de esta asociación, Francisco Gabriel Bejarano, conservador--restaurador de bienes culturales, "se trata de un bien protegido con la figura de Bien de Interés Cultural y una actuación de emergencia podría mantener la integridad del monumento, que está en riesgo de ruina actualmente. La bóveda central puede derrumbarse en cualquier momento".

Aunque esta ha sido la segunda edición de la actividad nocturna, todo apunta a que este evento se consolide y cada año cobre más relevancia entre las actividades culturales de esta localidad, debido a la enorme aceptación del público. De un año para otro se ha multiplicado la asistencia, hasta llegar a más de 300 participantes en la ruta.

Además, la asociación apuesta por el resto del patrimonio de Villa del Río, así como la recuperación de sus tradiciones perdidas. Es por ello que ayer se celebró la Ruta de los Farolillos, en la que decenas de niños, con sus farolillos de sandía, subieron a la ermita de la Estrella, donde se celebró un acto de convivencia. Este año, además, sirvió de despedida para los niños saharauis en acogida.