Las altas temperaturas de estas últimas jornadas están causando graves daños en el olivar, ya que el calor está impidiendo que se desarrolle adecuadamente el proceso de la floración, lo cual tendrá efectos muy negativos y puede terminar hasta con la mitad de la cosecha en algunos árboles, según ha informado Francisco Parejo Onieva, experto en nutrición del olivar y licenciado en Químicas.

Hay que tener en cuenta que cuando se producen condiciones ambientales adversas, como es el caso de temperaturas muy altas, lo cual está sucediendo ahora demasiados días seguidos, el polen puede llegar a perder su capacidad germinativa. Otro dato a destacar es el del estrés hídrico que padecen los olivos por la falta de lluvias, que reduce el número de flores por inflorescencia e incrementan notablemente el aborto ovárico.

Según los expertos, la causa de este fenómeno puede estar en la competencia por los asimilados entre las flores y los brotes en crecimiento durante el periodo de desarrollo, dando lugar a un alto porcentaje de caída de los primeros frutos.

Debido a la escasez de la última cosecha, una de las más cortas de los últimos tiempos, los olivareros tienen puestas todas sus esperanzas en la próxima, que en principio, se presentaba óptima, si bien esta anomalía climática puede arruinarla en buena medida.

Además, para el desarrollo de la función clorofílica o fotosíntesis el olivar precisa del agua que le llega por las raíces para llevar a cabo la conversión de la savia bruta en savia elaborada y los árboles no la realizan cuando hace mucho calor ni mucho frío.

La llegada anticipada del fuerte calor hace que el olivar intente defenderse contra la deshidratación que sufre desarrollando mecanismos para controlar la pérdida de agua, que en los vegetales es muy intensa a nivel de las hojas.

Todo ello está produciendo una situación de incertidumbre entre los olivareros del campo lucentino, que se encuentran preocupados por la escasa cosecha recogida este año, a lo que se une una primavera extraordinariamente seca y unas temperaturas que hacen peligrar la próxima campaña de aceituna.

Cabe destacar que Lucena es uno de los mayores municipios olivareros del mundo y que los efectos de la falta de lluvias empiezan a ser preocupantes en el olivar en general y en las nuevas plantaciones en particular.

Mientras que los olivos viejos resisten mejor la escasez de precipitaciones, no sucede lo mismo con los jóvenes, que acusan mucho más el estrés hídrico, por lo que habrá que acudir al riego, con el coste añadido que ello trae consigo.