Aunque en principio casi suene a broma que un pequeño molusco pueda ser tan perjudicial, el mejillón cebra, originario del Mar Negro y que se extiende por todos los continentes desde el siglo pasado, está en la lista de las cien especies invasoras más peligrosas del mundo y empezó causado daños multimillonarios en España en la cuenca del Ebro. De hecho, puede obstruir las canalizaciones, rejillas y en general cualquier material rígido o mecánico sumergido, destruyendo infraestructuras hidráulicas y de producción hidroeléctrica, además de alterar el ecosistema, desplazar especies autóctonas y dañar la calidad del agua.

EN CORDOBA Su presencia se detectó en el embalse de Iznájar en el 2012 y desde entonces las administraciones luchan para que no se extienda al resto de la cuenca del Guadalquivir, mientras que investigadores europeos y la propia UE desarrolla programas como el Life Watch para luchar contra esta especie invasora, un plan que está dotado con 6 millones de euros. También en España, tras las catástrofes registradas en la cuenca del Ebro y en puntos de Levante, se ha investigado cómo frenar la plaga sin dañar el ecosistema, con métodos químicos aún en pruebas.

Sin embargo, quizá la medida más visible en la lucha contra esta plaga para el ciudadano cordobés sea la orden que se dictó para el confinamiento de las embarcaciones en los embalses afectados, limitando su salida sin desinfección previa.