En el municipio cordobés de Villaharta, al octavo mes del año se le conoce como "Aguosto" con una veintena de actividades en honor a los manantiales de agua ferruginosa, rica en hierro, que abundan en la comarca y que la convirtieron en uno de los balnearios más importantes en el siglo XIX.

"Desde inmemorial eran conocidas y usadas las aguas medicinales de Villaharta" se lee en el facsímil que editó el Ayuntamiento de este municipio cordobés de 750 habitantes, con colaboración de la Diputación de Córdoba, sobre la publicación "Aguas de Villaharta" editada en 1895.

Y aunque de sus balnearios, adonde acudían gentes de toda España a beber el "agua agria", ferruginosa, solo queden ya las ruinas, en el municipio y sus alrededores siguen quedando fuentes de agua con ácido carbónico, óxido de hierro, bicarbonatos de sosa, cal y magnesio que siguen siendo consumidas habitualmente por sus vecinos y los nostálgicos visitantes a quienes sus padres traían "de chicos" para curar "la endeblez porque no comían mucho".

Por ello, Villaharta se ha constituido con el lema de "Fuente de salud y vida" según ha contado a Efe su teniente de Alcalde, Emeterio Gavilán que ha contado que en el pueblo, el octavo mes del año se denomina "Aguosto" con una veintena de actividades en las que se valoran las propiedades particulares del agua de su zona.

Una de las más típicas es el reparto de agua agria de los manantiales por parte de "El Aguaor", que en realidad es una aguadora, que con su carro lleno de garrafas recorre las calles repartiendo la sustancia líquida que en Villaharta no es insípida, pues sabe a agua con gas, ni tampoco incolora, porque el hierro que contiene hace que a las horas de embotellarse se vuelva de un color anaranjado.

"Aguosto" es un neologismo creado a partir de la palabra que designa al mes vacacional por excelencia y al patrimonio natural de más valor del pueblo, su agua agria, y con el que "pretende recuperar Villaharta como destino de descanso donde su agua mineromedicinal ha atraído desde a personas aquejada de diversas dolencias", cuenta Gavilán.

El teniente de alcalde señala que no solo se invita a los "forasteros" a venir para "curar problemas de salud, sino también de espíritu" ya que este pequeño municipio del norte de la provincia de Córdoba, a veinte minutos en coche de la capital, cuenta con unas vistas espectaculares de Sierra Morena, y además es de esos "oasis" donde las temperaturas son frescas, impasibles a las alertas naranjas o amarilla que se sufren en otras comarcas.

Además, todo el mes ha estado repleto de originales propuestas como "Agua de Azar", un bingo para los más mayores por las noches; "El cuentagotas", talleres de títeres para los más pequeños" o "Se me hace la boca agua", una propuesta de degustaciones gastronómicas de los productos típicos de la tierra.

Y todo ello de una manera muy participativa, pues han sido los propios villaharteños quienes han elaborado la decoración que lucen los balcones durante "Aguosto"; unas simpáticas gotas de agua azules y naranjas, en alusión a sus aguas ferruginosas.

Todo ello, arranca además con un divertido teatrillo donde todo el pueblo sale a la calle a perseguir a La Sequía, un personaje que representa la escasez de recursos hídricos, a quien consiguen arrojar a un pilón para que reverdezca y se aseguren los beneficios medioambientales de una vegetación suficientemente hidratada.

"El agua es la esencia de la vida y en Villaharta solo podemos cuidar y valorar nuestras fuentes y manantiales" concluye Gavilán que invita, aunque ya esté acabando su "Aguosto", a visitar el municipio y a recorrer alguna de las rutas de senderismo que pasan por la antigua N-432 donde se encuentran manantiales de agua agria.