Las rachas intermitentes de lluvia de ayer no fueron impedimento para que Adamuz disfrutara de la tercera edición de La Botijuela en el Paseo de la Tremesina. Una inmensa carpa ubicada en el centro de esta emblemática plaza de la localidad se quedó pequeña para albergar a los numerosos asistentes llegados de diferentes puntos de la provincia.

Los actos comenzaron a las 11 de la mañana con la invitación a un desayuno molinero de pan, aceite, bacalao y aceitunas. Más tarde hubo una conferencia sobre el beneficio saludable del consumo de aceite de oliva virgen extra de sierra y sus múltiples polifenoles que lo hace, si cabe, más saludable.

Fueron unas jornadas técnicas organizadas por la DOP Montoro--Adamuz, que continuaron con otra a cargo de María Dolores Peña, directora del laboratorio del Patrimonio Comunal Olivarero, sobre las características físico--químicas y calidad de los aceites de esta denominación de origen. Para concluir, se organizó en estas jornadas una iniciación en el análisis sensorial y la cata organoléptica.

En La Botijuela todos fueron momentos esperados por los asistentes. Pero la apertura de los stands de venta de aceites, productos gastronómicos locales, cosmética derivada del aceite, pan y artesanía fueron de de los más concurridos. Los asistentes convirtieron la carpa en un auténtico hervidero de gente, que disfrutaron de las degustaciones, conversaciones y reencuentros, y todos se llevaron un grato recuerdo de Adamuz.

También hubo exhibiciones de bailes y costumbres populares a cargo de la academia de baile de Katy Reyes, así como un concurso de salmorejo adamuceño, degustación de carne de monte, talleres artesanales de cestería con varas de olivo, concurso de aceitunas aliñadas, paseos en mulo y la actuación musical del grupo local Gambayá, que le puso la guinda a una jornada que le dio a Adamuz ese toque turístico del que hace gala en el corazón de Sierra Morena. El alcalde Manuel Leyva alabó el comportamiento del público durante toda esta jornada de difusión turística.