Uno a uno, y ante el tribunal, todos los acusados por el crimen del olivar ocurrido en el 2008 en Puente Genil se declararon ayer inocentes al inicio del juicio en la Audiencia Provincial. Ninguno admitió tener relación con la muerte de un hombre a disparos cuando, según el fiscal, cinco de los acusados le atacaron para robarle medio kilo de cocaína. El ministerio público solicita para cada uno de estos 18 años de prisión por asesinato y cinco por un delito contra la salud pública, además de una multa de 40.000 euros. Para el sexto acusado, que solo habría participado en facilitarle la droga a la víctima, pide otros cinco años e igual multa.

El fiscal sostiene que el fallecido, de 50 años de edad, que "se dedicaba al tráfico de drogas", acordó el 19 de diciembre con uno de los acusados que este le facilitaría medio kilo de cocaína para venderla y que ambos se repartirían el beneficio. Posteriormente, otro de los procesados le puso en contacto con unos "traficantes de droga", con los que se encontró el 22 de diciembre junto a la antigua estación de Renfe de Puente Genil. Allí acordaron la venta y quedaron en verse esa noche en el paraje Las Monjas.

Los compradores, en cambio, y siempre según el fiscal, decidieron que se iban a apoderar de la droga sin pagar nada por ella, por lo que acudieron con armas de fuego al olivar en el que habían quedado. Así, entre las 20.00 y las 21.00 horas, el fallecido, "ajeno por completo a la trampa", se presentó en el lugar de la cita con la droga y los procesados le exigieron que se la entregara. Al negarse, uno de ellos sacó una pistola de fogueo y efectuó varios disparos para intimidarle, pero inmediatamente otro le disparó dos veces en el pecho a quemarropa con una escopeta.

AJENOS A TODO Sin embargo, los procesados negaron ayer todos estos extremos, e incluso el acusado de entregarle la droga a la víctima dijo que no le pasó la sustancia y que no tenía relación con él. Respecto a los acusados de asesinato, el que supuestamente puso en contacto al hombre con los compradores aseguró que no sabía que el fallecido traficara con droga, que no propició la reunión y que no estuvo ni en esta ni en la finca en la que se produjo el crimen. Es más, dijo que quienes lo sitúan allí "son testigos falsos que han comprado" los otros acusados.

La única mujer que se sienta en el banquillo, a quien el fiscal le recordó que en sus declaraciones ante la Guardia Civil habría venido a reconocer lo ocurrido, señaló que los agentes le advirtieron de que iría a la cárcel si no declaraba en ese sentido y de que le quitarían los niños, pero "no sé nada del homicidio". Su marido, también acusado, negó conocer a la víctima, mientras que los otros dos mantuvieron que no estuvieron en el olivar en el que ocurrió el crimen.