Un hombre de 60 años, que trabajaba como administrativo en un instituto de Priego, se sentará en el banquillo acusado de grabar en el váter a otra trabajadora del centro. El fiscal solicita para él una pena de un año y ocho meses de prisión, además de una multa de 5.760 euros, por un delito continuado de descubrimiento y revelación de secretos.

Según el escrito del fiscal, el 5 de mayo del 2014, el acusado, con el fin de grabar a su compañera de 40 años y "así ver sus partes íntimas cuando entrara en el baño", colocó su móvil en el dispensador de papel higiénico y lo sujetó con "celofán y masilla". Poco después, al entrar la mujer al servicio y bajarse su ropa interior, el acusado logró su propósito sin que la víctima se percatara. No contento con ello, un mes después el hombre repitió el mismo procedimiento, pero esta vez la compañera, tras bajarse la ropa, sí se dio cuenta de que había algún aparato en el dispensador y descubrió el móvil. "Horrorizada", se vistió y salió del baño, avisando al director del instituto. Este reunió al personal para preguntar si alguien tenía conocimiento de lo sucedido, momento en el que el acusado reconoció que el teléfono era suyo y que era la primera vez que lo hacía. Más tarde, la Guardia Civil extrajo del móvil otras grabaciones en las que enfocaba partes íntimas de viandantes.