Mas de dos mil agricultores lucentinos han firmado un escrito en el que reclaman una mayor vigilancia del olivar durante la campaña de recogida de la aceituna. Los olivareros temen que ante una cosecha importante, que podría estar en torno a los 80 millones de kilos de aceituna, los ladrones se ceben de nuevo con la zona y, como en campañas anteriores, terminen arrasando algunas fincas. Antonio Cañete, presidente de la cooperativa olivarera de Nuestra Señora de Araceli, de Lucena, y también vicepresidente del Consejo Económico y Social del Ayuntamiento, estima que el campo y, en particular, el olivar precisa este año de un servicio de vigilancia que garantice la recogida de la cosecha de aceituna.

Cañete destaca que precisamente este año, debido a la crisis, los agricultores están muy preocupado por la caída de la rentabilidad del sector. Señala que, debido al fuerte incremento del paro en otras actividades, la agricultura supone el 50% del personal activo en Lucena y que esto tiene que ser tenido en cuenta.

En este orden de cosas, destaca que se espera una buena cosecha y ante ello se deben articular todas las medidas de vigilancia y control para que no ocurran los robos padecidos en años anteriores.

Cañete señala que se han recogido más de dos mil firmas de agricultores conjuntamente con la Cooperativa Olivarera de Lucena, que preside Francisco de Mora, y que van a pedir una reunión con el subdelegado del Gobierno para tratar este tema y solicitarle su apoyo y colaboración para poder poner en marcha un sistema de vigilancia de 24 horas al día entre los meses de diciembre y marzo. También se ha solicitado una ayuda de 12.000 euros al Ayuntamiento a través del concejal delegado de Agricultura, Francisco Gómez, para poder contar con el servicio de vigilancia privada.

DESTROZOS // Los agricultores no solo temen a los robos, sino también a los destrozos en los olivos. Ejemplo de ello fue que una banda organizada robó en pocas horas 12.000 kilos de aceituna de un olivar de Las Montoras. El arrendador de la finca, Juan Campaña, dijo que 118 olivos fueron arrasados a palos. Para cometer el robo los ladrones talaron previamente palos de los propios olivos y con ellos los varearon durante varias horas a lo largo de la noche. Su tarea fue facilitada por la gran cantidad de fruto que tenían encima los árboles. Para cometer un robo de esta magnitud en pocas horas hace falta la intervención de al menos 18 o 20 personas, además de disponer de los vehículos para transportar el fruto y de cómplices para que se lo compren sin levantar sospechas.