"La autogestión no es una utopía. La Acampada Dignidad autogestiona el Rey Heredia, un comedor que da de comer a cien personas a diario, clases de apoyo para niños y para adultos, una biblioteca con más de 3.000 volúmenes, una radio, un huerto urbano...". Rafael Juan, portavoz de la Acampada Dignidad, relata con orgullo lo que han dado de sí seis meses de ocupación en un edificio, ahora municipal, que estaba en desuso y vacío. "Hasta el juez dice que lo que hacemos es loable", bromea. En apenas medio año han puesto en marcha varios proyectos y han logrado autofinanciarse gracias a la solidaridad, al trueque de servicios y a la venta de refrescos durante las actividades más lúdicas que organizan. "Hemos recaudado unos 10.000 euros, gastado unos 9.000 y tenemos un remanente de mil", especifica. Con estas discretas cifras han logrado poner en pie un sueño, en el que al principio nadie creía. "Hasta que no empezaron a venir los niños, esto no tomó cuerpo. Muchos creían que solo éramos unos piojosos".

Además, la Acampada Dignidad ha logrado mejorar el día a día de personas como Sonia, empleada de ayuda a domicilio, con una hija y apenas 260 euros para pasar el mes. "Soy voluntaria en la cocina y luego me quedo a comer. Aquí no hay caridad, todo el que viene aporta y se siente útil". Sonia pide al alcalde, José Antonio Nieto, que vaya a conocerlos. "Si esto se cierra, le pregunto al alcalde, ¿dónde vamos a comer mi hija y yo?". "¿Y ahora qué?" Esperarán el desalojo, pero no lo harán de brazos cruzados. Van a organizar una gran manifestación para demostrar que "el hambre y la dignidad de la gente están por encima de la propiedad privada". "Sería una pena que todo este esfuerzo se perdiera".

Y es que para los acampados esa es la clave: la ocupación pudo ser un gesto puntual, pero el comedor social y las clases de apoyo deberían mantenerse. "La Acampada Dignidad podrá irse, pero debería quedar el trabajo", apunta Rafael Juan.

En esta línea, el consejo de Distrito Sur va a pedir al Ayuntamiento "la cesión en precario" del colegio, algo que para los activistas de Acampada Dignidad es "toda una victoria". "El consejo de distrito aglutina a los colectivos que pidieron insistentemente este edificio a las administraciones antes de nuestra ocupación. Lo pidieron dos años y por la vía legal. Nosotros nos metimos aquí para hacerle ver al Ayuntamiento la necesidad que había de este espacio". Los colectivos del distrito sur estarían dispuestos a seguir adelante con el comedor y las clases. "Y esa sería la mayor victoria después de estos meses", concluye.