El antiguo cine Almirante, ubicado en el Parque Figueroa, lleva cerrado desde 1987 y, a pesar de los intentos que hubo en la década pasada para darle vida, continúa sin uso. La asociación de vecinos del Parque Figueroa, que lleva años esperando su reapertura, ha mantenido una reunión con el presidente de Urbanismo, Pedro García, para reactivar este proyecto y plantearle sus demandas en relación al mismo. En la reunión, Pedro García se ha comprometido a estudiar la posibilidad de adquirir las instalaciones, que son de propiedad privada -de la familia Sánchez Ramade-, a través de una permuta de terrenos. García asegura que «lo vamos a estudiar, ver si es viable y ver las exigencias de la propiedad», ya que «puede ser una buena idea» poderle dar uso al edificio. No obstante, García deja claro que todo dependerá de lo que la propiedad pida por el cine, por lo que no es tan fácil que el proyecto salga adelante.

El portavoz de la asociación de vecinos del Parque Figueroa, Francisco Muñoz, califica de «hecho histórico para el Parque Figueroa» el compromiso y es consciente de que «las negociaciones serán arduas y extensas en el tiempo, pero no tenemos dudas de que se llegará a un acuerdo satisfactorio para todos». Muñoz asegura que «una vez que el edificio pase a titularidad municipal, iniciaremos otro proceso de puesta en valor, de forma que pase al uso y disfrute de la ciudadanía». Entre las posibilidades que plantea, está que el cine «sea sede de una de las grandes instalaciones que nuestra ciudad precisa», por ejemplo, una «pista de tenis cubierta con capacidad para albergar grandes acontecimientos, o una piscina olímpica».

Hace ocho años hubo un proyecto para abrir el cine Almirante como centro de bienestar. Urbanismo llegó incluso a otorgar la licencia de actividad a la empresa Health Andalucía, que iba a ser la encargada de hacer realidad el proyecto. Con esa iniciativa, presentada en el 2008, el cine se iba a convertir en un centro de bienestar para la salud con gimnasio, en el que se ofrecerían tratamientos para la piel y el cabello, masajes, medicina natural y nutrición. El centro iba a tener piscina climatizada de uso polivalente y otra para tratamientos e hidromasaje, sauna seca, sala de vapor y duchas especiales de hielo y agua, y salas para actividades cardiovasculares y para ejercicios de rehabilitación. El proyecto estaba presupuestado en 5 millones y las previsiones en el 2008 eran que el centro estuviese funcionando en el 2010, pero no pudo ser. Después, en el 2010, con los fondos anticrisis, el Ayuntamiento abrió un centro sociocultural en la parte en la que estaban los aseos del cine. Ese espacio fue cedido por la empresa propietaria al Ayuntamiento mediante un convenio a cambio de que permitiese el cambio de uso del cine para que pueda albergar cualquier actividad diferente a la originaria.