La avenida de Almogávares registraba ayer una actividad inusual.

Varias máquinas con distinto cometido (canalizaciones y arboleda) trabajaban en la calle, aunque ninguna pertenecía a la empresa que dentro de poco empezará con las demoliciones previstas para urbanizar un solar que edificará Neinor Homes para construir más de un centenar de viviendas. Aunque los trabajos no correspondían a esa obra, presagiaban lo que está por venir en una avenida de la que desaparecerán media docena de edificaciones que albergan un bar, una farmacia y una veintena de pisos.

En el lado de la calle que se va a transformar, ya solo queda abierto el bar Bonillo, aunque tiene los días contados. El bar cerrará el día 2 de marzo y después dispondrá de unos días para la mudanza. Dentro, algunos de sus clientes disfrutaban de los últimas jornadas de este histórico establecimiento, que lleva más de treinta años allí.

La mayoría de los vecinos afectados por las expropiaciones de esta avenida ya han abandonado sus hogares. Incluso la farmacia se ha trasladado a otro local situado en la acera de enfrente. Las puertas del resto de edificios estaban cerradas ayer a cal y canto y solo en uno de ellos había indicios de vida. Asomada al balcón, una vecina que aún permanece en uno de los bloques, observaba el trajín de la calle en la que ha pasado parte de su vida. «Con el hatillo hecho estoy ya», aseguraba, mientras explicaba que seguirá allí unos días más mientras terminan de acondicionar la vivienda a la que se muda.

Tras las demoliciones, Neinor Homes empezará las obras de urbanización. En el solar de Neinor Homes, una máquina llevaba acabo las tareas previas. Después, en primavera, la empresa iniciará la comercialización de las viviendas. La importancia de estas obras es que implican también la ampliación de la avenida.