Ana Caballero Bejarano ha sido la tercera paciente que ha recibido en el hospital Reina Sofía radioterapia intraoperatoria, en el mismo acto en el que le intervenieron un pequeño tumor en la mama derecha. No ha sido la primera experiencia de lucha contra el cáncer de mama de esta paciente, que nació en Alcaracejos hace 79 años pero vive en Córdoba. «Hace 14 años me tuvieron que quitar en el hospital Reina Sofía un bulto que tenía en la axila. Tras la operación necesité varios ciclos de quimioterapia. Aquello lo superé. Fue peor que lo de ahora y, como medida preventiva, me he venido haciendo una revisión anual», expone Ana.

Este año al realizarme la mamografía habitual me detectaron en el Hospital Provincial algo muy pequeño en mi pecho derecho, que ni siquiera había notado, y había que extirparlo porque el resultado de la biopsia no fue bueno. Aunque yo no tenía muy claro si iba a operarme, el oncólogo me explicó muy bien la necesidad y ventajas de la intervención. A la vez que me operaban me darían radioterapia y con suerte, como ha sido hasta el momento, no he necesitado más sesiones que la única que me dieron en el quirófano», relata esta paciente.

«Me he tenido que someter a muchísimas pruebas, pero luego todo lo relativo a la operación ha sido muy rápido. Ahora mismo me encuentro bien, no tengo dolor y estoy esperando ver cómo me ven el cirujano y el oncólogo en próximas fechas. El 6 de junio ingresé, el 7 me operaron y el 8 ya estaba dada de alta, quedándome ahora mismo solo 2 cicatrices. Conocía la noticia de la millonaria donación que había hecho Amancio Ortega, el propietario de Inditex, a hospitales públicos andaluces para comprar tecnología contra el cáncer y pensé que a lo mejor yo iba a ser una de las primeras beneficiarias de esta tecnología, como así ha sido», resalta Ana.

Preguntada sobre el rechazo que en ciertas personas y sectores ha generado la donación de Amancio Ortega a la sanidad pública andaluza y española, Ana lo tiene claro. «Respeto todas las opiniones, pero solo le deseo a quienes no están de acuerdo con esta aportación que ni ellos ni sus familiares necesiten nunca de este equipo. Me parece absurdo ser desagradecido. No concibo cómo pueden ser tan obtusos. Yo sí le doy las gracias con mayúsculas a Amancio Ortega. A este empresario no le ha caído del cielo el dinero, podía habérselo gastado en lo que quisiera y ha decidido emplearlo en sanidad. Por eso, le agradezco infinitamente que haya decidido donar estos equipos contra el cáncer, porque yo como mínimo habría necesitado entre 15 o 25 sesiones de radioterapia y gracias a este avance solo he requerido la sesión que me dieron al operarme y eso es un alivio», recalca.