Lleva tiempo deambulando por las cloacas de muchas ciudades. Desde que nació, se ha ido alimentando del progreso y buscando el calor de las grandes urbes. Desde hace años se intenta poner freno a esta pesadilla, el terror de las redes de saneamiento. Córdoba no se libra de este monstruo de las alcantarillas que está causando estragos en todos los países desarrollados y al que le gustan las zonas residenciales, preferentemente con bloques de pisos.

«Es un problema global», asegura Rafael Marín, que explica que la AEAS está preocupada desde el año 2009 por las enormes bolas que forman las toallitas en las redes de saneamiento. Las toallitas producen tapones en colectores y depuradoras, generando problemas en los elementos de elevación y compactación de las instalaciones (bombeos, filtros y tamices ) y daños en los sistemas hidráulicos.

Desde hace tres años «existe una mayor concienciación», señala. Muchas ciudades realizan campañas informativas para animar a sus residentes a no tirar toallitas al inodoro, incluso algunas, como Valencia, imponen sanciones. «Hay que informar de lo que se puede tirar y lo que no», añade, y por el inodoro solo pueden ir tres elementos, «pipí, popó y papel», las «tres p». En Córdoba, los bastoncillos están resultando también problemáticos, ya que «entran en las depuradores y luego salen, como los filtros de los cigarrillos», asegura.

El PSOE de Córdoba ha pedido en el Congreso que se lleve a cabo una campaña para alertar sobre el mal uso de las toallitas.