Un estudio coordinado por Fernando Sarramea, investigador del Imibic y psiquiatra de la unidad de Salud Mental del hospital Reina Sofía, analiza por qué existe una mortalidad precoz en pacientes con enfermedad mental grave, que padecen patologías como la esquizofrenia o el trastorno bipolar. «Estos pacientes tienen de media 20 años menos de esperanza de vida que la población general y, por eso, hemos comenzado un plan que trata de prevenir el tabaquismo, uno de los factores que inciden más en esa mayor mortalidad», expone Sarramea.

El proyecto del Instituto de Salud Carlos III y del FIS (Fondo de Investigación Sanitaria), denominado Eficacia para la cesasión tabáquica en el enfermo con un trastorno mental grave, de un programa de intervención motivacional intensiva que ofrece información individualizada del daño respiratorio, trata de establecer elementos de motivación basados en mostrar el riesgo individual de fumar para la salud y las posibilidades que existen para prevenir este negativo hábito.

«En este mismo trabajo estudiamos a su vez las posibilidades de detección precoz del daño pulmonar», apunta. Del estudio de Fernando Sarramea forman parte investigadores del Reina Sofía y también de Jaén, Málaga y Granada.

En una primera fase de reclutamiento se cuenta con 230 pacientes, a los que se les está realizando un seguimiento, y de forma paralela se está llevando a cabo una actividad de formación y comunicación. La formación consiste en un curso acreditado por el Reina Sofía para formar a los 250 profesionales de la unidad de Salud Mental, de todas las categorías, incluido el personal de limpieza o de labores administrativas, para que sepan cómo intervenir en el abordaje del tabaquismo con los pacientes. Y la comunicación se inició en mayo, con la participación en una campaña nacional llamada #Stoptabaco31deMayo, en la que Fernando Sarramea se encargó de la vertiente relacionada con la enfermedad mental.

Este psiquiatra expone que uno de cada dos de estos pacientes morirá por causas relacionadas con el tabaquismo, porque está comprobado que las personas con enfermedad mental tienen tasas más altas de consumo de tabaco y que cuando fuman lo hacen con más intensidad.

Escaso apoyo

«Tienen más riesgo de empezar a fumar, pero las puertas cerradas para dejar de hacerlo, ya que existe como un pesimismo instaurado de que es muy complicado que estas personas logren deshabituarse, cuando no es cierto, ya que tenemos un primer estudio que refleja que hasta un 70% de enfermos de trastorno bipolar quiere dejar de fumar, aunque no se ven capaces», resalta.