Rosa y sus tres hijos no se tendrán que ir de momento del piso que ocupan en la calle Motril desde agosto del 2015. «Nos metimos cuando aún vivía mi marido, estando yo embarazada de mi tercer hijo», explica, «hace tres meses murió él de cáncer y me he quedado sola». Es la historia de una mujer desesperada que ayer lloraba de alegría al conocer que el Juzgado número 6 ha decidido paralizar el desahucio previsto para ayer porque no iba contra ella sino contra quien lo habitó anteriormente. Acompañada de forma preventiva por la plataforma Stop Desahucios, Rosa dijo que dieron «la patá a la puerta porque no teníamos dónde ir». Aunque está viuda, una deuda de autónomos de su marido le impide cobrar la pensión y está a la espera del salario social. «El piso estaba vacío, es de un banco, solo aspiro a negociar con ellos un alquiler social, Stop Desahucios lo ha solicitado por mí».