Los indicadores de movimiento natural de la población publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística señalan que el año pasado se casaron 172.243 parejas en España, lo que supuso un aumento del 2% respecto al año anterior, y también indican que hay 3,7 matrimonios por cada mil habitantes.

En el conjunto del país, el 27% de los matrimonios (46.436) se oficiaron por el rito católico y 122.603 (71%) fueron civiles, cifras que se han ido invirtiendo con el paso de los años, porque en el 2005 el 60 % de los enlaces eran católicos. Ellos se casan a una edad media de 37,5 años y ellas un poco antes, a los 34,7. Del total de los matrimonios heterosexuales, en el 15% al menos un miembro de la pareja era extranjero y también cabe destacar que solo el 2,5 % de los enlaces corresponden a parejas del mismo sexo (4.259).

De otro lado, en el 2016, por segundo año consecutivo, el número de muertes superó al de nacimientos, datos que consolidan la crisis demográfica en la que se encuentra sumida España. El año pasado nacieron 408.384 niños, 11.906 menos que en el 2015 (casi un 3%), y la diferencia entre muertes y nacimientos (crecimiento vegetativo) refleja una pérdida de población de 259 personas. La caída de los nacimientos es más alarmante aún si se echa la vista atrás: desde el 2008, cuando se produjo el máximo histórico en 30 años con 519.779 alumbramientos, el descenso es del 21%.

Andalucía fue la segunda comunidad autónoma española con un mayor crecimiento vegetativo de la población el año pasado, ya que la diferencia entre nacimientos (llegaron al mundo 78.955 niños) y defunciones fue favorable en 9.820 personas, solo por detrás de la Comunidad de Madrid, que ganó 17.785 vecinos. EFE