Solo siete minutos son con los que estos jóvenes, muchos de ellos novatos en el mundo del debate, cuentan para poder defender ante los jueces una moción desconocida hasta poco antes del comienzo del debate. Siete minutos que resumen meses de trabajo en equipo, preparándose para un evento en concreto, el Campeonato Mundial Universitario de Debate en Español. Tras una noche de nervios y ultimando detalles, los casi 500 participantes se reunían a tempranas horas de la mañana de ayer en el Aula Magna de Rabanales para hacer frente a la primera jornada de la ronda preliminar.

Una sala, con un aforo de más de 600 asistentes completo casi en su totalidad, fue el primer punto de partida para dar inicio al torneo. Un proyector presidiendo el anfiteatro como foco central de las miradas de los participantes y jueces, que esperaban ver la asignación de contrincantes y sala. Últimas indicaciones por parte de la organización y todo listo. Tan solo faltaba el tema a tratar, el quid de la cuestión, la moción, que tardó poco en salir. Con el formato «en esta casa», propio del parlamentarismo británico, comenzaba la exposición y el tiempo de descuento del que disponían los oradores para preparar sus intervenciones, quince minutos en total.

Sorprende cómo, en un campeonato en el que la media de edad no supera los 23 años, el saber estar, el respeto y, sobre todo, la competencia sana sean las características reinantes en todo momento. Sin nada que envidiar a la Cámara de los lores londinenses, los equipos defendían sus posturas, asignadas por sorteo, desde el Gobierno o la Oposición, ambas partes compuestas por una Cámara Alta y una Cámara Baja. Siempre con las mismas premisas, defender la moción con convicción, seriedad y razonamiento entre los aplausos (traducidos en golpes en la mesa) de sus compañeros de Cámara y los puntos de información (réplicas y contrarréplicas) de sus contrincantes. Siete minutos por intervención, la obligación de permitir , al menos, dos puntos de información, y unos discursos cargados de argumentos y de comunicación no verbal para conseguir que la deliberación de los jueces fuera en beneficio de su equipo.

Tras la finalización del debate, el ambiente se transformaba. Al cruzar las puertas, los integrantes de los diferentes equipos compartían impresiones entre saludos afectuosos y recuerdos de ediciones pasadas. La competitividad se quedaba sentada dentro de la sala a expensas del veredicto. Fuera solo eran jóvenes disfrutando de una experiencia con amigos y conocidos.

Sin lugar a dudas, este campeonato es el punto de encuentro de futuras figuras representativas de sus países. Oradores con aspiraciones de mucho más, como José Luis Pedraza y Álvaro Ortega, componentes de uno de los equipos representantes del Aula de Debate de la UCO. Una juventud que viene pisando fuerte y que son una garantía de futuro.