Abucheos, interrupciones e insultos. Un señor de la plataforma Metrotren ¡Ya! con gorra de maquinista y un defensor de Manolete, con capote de brega. Los sindicatos CTA y CGT, a lo suyo, y contra «la izquierda que no le representa». Señores de Santa Cruz pidiendo la cesión del Silo y una marea de carteles de Aucorsa, Sadeco e Infraestructuras. Ayer solo faltó el señor de las parcelas que pide agua para tener pleno al 15. La presidenta mandó callar, grosso modo, cien veces y al final desalojó, que aunque no le «agrada», como siempre repite, le está cogiendo el tranquillo. El salón de plenos no es el Falla, pero a veces se le parece mucho. Ya mismo escucharemos «esto sí que es una chirigota» y nos parecerá normal. Al tiempo. Y eso que ayer solo se debatió una moción, la de la intervención de las cuentas del Ayuntamiento de Madrid por parte del Estado. El resto llegaron consensuadas al pleno y, salvo el atranque con Manolete, la cosa debía ir como la seda. Quizá, por eso, en el debate sobre el Consistorio presidido por Manuela Carmena los grupos concentraron todo su argumentario y su batería de reproches. La moción, promovida por IU, y que salió adelante con los votos de PSOE y Ganemos, buscaba señalar como «arbitraria» la intervención financiera de un ayuntamiento y reivindicar cambios en la regla de gasto para que se pueda invertir parte del superávit en planes de empleo o arreglo de infraestructuras, y no sólo en el pago de la deuda. Es decir, era una moción política para hablar de política, pero se convirtió en un pretexto para lanzarse acusaciones y, en algunos casos, insultos entre una y otra bancada. La cosa terminó tan bronca que el portavoz del PP, José María Bellido, amagó, visiblemente molesto, con denunciar por calumnias a Alba Doblas (IU), que sacó a relucir el tema del supuesto amaño de facturas de gastos electorales, después de hacer una introducción al tema a debate que giró en torno a la Gürtel, «con diéresis de vergüenza», dijo. «He gestionado 1.600 millones y sigo viviendo de alquiler», defendió Bellido su honestidad. Tampoco se quedaron atrás ni José Luis Vilches (C’s), al preguntar que cuándo iba Doblas a ser «necesariamente prescindible»; ni Salvador Fuentes (PP), que habló de «esperpento» de debate, aunque por un momento pareció referirse a la concejala.