Y si un buitre, un lince o un águila imperial pudieran tener una segunda oportunidad después de resultar heridos de gravedad. El objetivo es maravilloso al tratarse de un ser vivo, muchas veces en peligro de extinción, aunque no siempre se consigue. El Centro de Recuperación de Especies Amenazadas (CREA) de Los Villares viene trabajando desde 1985 para reintroducir en el medio natural aquellos animales que un día entraron heridos al ser atropellados por un vehículo, porque habían sufrido una colisión con un tendido eléctrico o, simplemente, porque se cayeron del nido siendo volantones. Más de la mitad de los casos que ingresan vivos consiguen recuperarse para regresar a su hábitat o, al menos, para llevar una vida lo más normal posible en los espacios habilitados para estos ejemplares. El próximo año será especial para el Centro de Recuperación de Especies Amenazadas (CREA) de Los Villares. Cumplirá su trigésimo aniversario desde que entrara en actividad uno de los espacios más reconocidos por la especialización que han alcanzado sus profesionales y los medios que disponen para que un accidente no se convierta en el final de un animal que está protegido. El CREA de Los Villares guarda los nombres de algunos ejemplares que supusieron hitos para el centro cordobés. El primer lince ibérico que entró en sus instalaciones se llamaba Garabato y había sido atropellado en 1993 en Cardeña. Esta cría tenía tres meses cuando resultó herida, aunque los tratamientos que se le practicaron permitieron su reintroducción en la naturaleza. Desde entonces han pasado por Los Villares más de una treintena de ejemplares del felino más amenazado del mundo. Un lugar especial en el recuerdo de los profesionales que se preocupan de atender las especies que ingresan lo ocupó también el primer buitre negro que llegó al CREA. Su historia podría ser el argumento de un cuento en el que un buitre negro nacido en Hornachuelos y capturado por un particular logró al final recuperarse. Este buitre negro, cuando comenzó a crecer y a mostrar su naturaleza, se convirtió en un problema, por lo que fue encadenado en el patio de su vivienda. Al final, el animal fue entregado al CREA. Son anécdotas que llevan a los inicios del centro, cuando las primeras especies ingresaban en el viejo cortijo de Los Villares. Cuando se puso en marcha la Agencia de Medio Ambiente surgió la propuesta de crear un espacio en el que se pudieran recuperar las especies amenazadas. Atrás quedaban las experiencias de algunos técnicos que cuidaban los animales en sus propias casas.

Concienciación

Algunos de los ejemplares irrecuperables han participado en distintos programas que ha desarrollado la Consejería de Medio Ambiente para conservar distintas especies. Otros se han empleado en los programas formativos en los que participan escolares. El responsable del CREA de Los Villares, Rafael Arenas, destaca la labor de recuperación de las especies, pero también el aspecto educacional, pudiéndose visitar las instalaciones. "Mostramos la problemática de conservación de las rapaces y se les explica las causas de mortalidad no natural, que todas ellas están relacionadas con la actividad humana", afirma Arenas. Los técnicos del CREA conciencian a la población de que no pueden domesticarse animales silvestres porque luego es difícil reintroducirlos.