En una semana clave para los futuros pensionistas y con el eco aún en las calles de las manifestaciones de ayer, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, celebró el miércoles en Córdoba una asamblea ciudadana para hablar del sistema de pensiones en España. Antes de ese encuentro, conversó con Diario CÓRDOBA sobre otros temas de actualidad como la prisión permanente revisable, el 8-M, Cataluña o su relación con Susana Díaz.

-¿Qué sacó en claro del debate de pensiones en el Congreso?

-Nada, creo que Mariano Rajoy lo ha concebido como un trámite. Muchas preguntas no fueron respondidas: ¿cómo pretende resolver el déficit crónico estructural que tiene la Seguridad Social de más de 15.000 millones de euros? ¿Por qué no se hace como en el resto de Europa, indexar la subida al IPC o a los incrementos salariales? ¿Por qué España aplica el 0,25% de revalorización, que va a hacer perder a los pensionistas un 11% de su poder adquisitivo en cinco años, es decir unos 118 euros al mes? Nos parece inaceptable e inasumible, por eso decimos que este Gobierno es un enemigo declarado de los pensionistas.

-La solución del PSOE pasa por imponer un impuesto a la banca, ¿cree que es algo factible?

-Esa es una parte de un plan mucho más integral. Lo que le queremos decir a los jubilados de hoy y a los de mañana es que el sistema es viable, tiene solución y hay recursos económicos para sustentarlo, y además haciéndolo indexando la subida de las pensiones al IPC. Lo que falta es voluntad política. El Gobierno ha reconocido que indexar las pensiones al IPC le supondría este año unos 1.670 millones. Nosotros hemos criticado siempre la reforma laboral por ser una fuente de precariedad y, en realidad, está detrás de lo que le está pasando a las pensiones. En España se celebran 9 millones de horas extras, que no se cobran. ¡A la semana! Si esas horas fueran cotizadas a la Seguridad Social se estarían ingresando 2.000 millones de euros, que podrían perfectamente sufragar ese coste de las pensiones. También hemos planteado hacer lo que está haciendo el Gobierno de Reino Unido, un gobierno no precisamente filocomunista, que es crear un impuesto extraordinario a la banca, un sector que ha sido rescatado con 77.000 millones de euros y que el año pasado tuvo un beneficio de 13.000 millones. Consideramos que la banca tiene que devolver parte del esfuerzo que hemos hecho los contribuyentes para rescatar el sistema financiero. Rescate por rescate.

-¿Los pensionistas tienen entonces razones para manifestarse?

-Sí, hay razones de sobra. El Gobierno se está equivocando en el diagnóstico porque no ve lo que ocurre en la calle, que está reclamando que los frutos del crecimiento sean redistribuidos. Estamos en niveles de rentas de 1989, es decir que el retroceso ha sido enorme, la precariedad y la reforma laboral están impidiendo que esos frutos se redistribuyan en primer lugar a los trabajadores, luego, a los pensionistas y, en tercer lugar, a las mujeres.

-En momentos de debate, no podrá negar que echa de menos tener escaño, ¿no?

-Me siento bien representando por Margarita Robles, que creo que hizo una buena intervención sobre las pensiones. Lo que más me ha gustado es lo que dijo de «estas derechas», refiriéndose a PP y Ciudadanos, que el 8-M, para demostrar apariencia de compromiso con la igualdad de género, se pusieron un lazo morado. Les ha dicho que el lazo hay que llevarlo al BOE.

-Robles también pidió «respeto» a los pensionistas.

-Claro, Rajoy dice que no hay recursos, que no se haga populismo, pero creo que indexar las pensiones al IPC simplemente las dignifica. La pregunta que deben hacerse los pensionistas es qué diferencia exótica tiene España para ser el único país que aplica un 0,25%. Todos los países de la UE o bien lo hacen conforme al IPC o al incremento salarial. Es absolutamente inaceptable, así que o ponemos medidas para frenarlo o podemos encontrarnos con un sistema público de pensiones donde los pensionistas no puedan llegar a fin de mes. Es decir, que es falta de voluntad.

-¿Qué cree que hay detrás de esa falta de voluntad?

-Detrás de declaraciones como la de Rajoy diciendo que lo que tienen que hacer los españoles es ahorrar, hay una falta de creencia en las políticas redistributivas y en el Estado del bienestar. Lo estamos viendo en la sanidad y en la educación. Cuando ves que el discurso oficial es que la economía está creciendo al 3%, que la banca tiene beneficios de 13.000 millones y que la riqueza se acumula cada vez en menos manos, la clase trabajadora y media se pregunta, con razón, qué hay de lo mío. Ahora mismo no tenemos un gobierno que gobierne para la mayoría social, sino que lo hace para una minoría, que es a la que obedece y sirve.

-En apenas dos semanas, el Gobierno se ha enfrentado a dos grandes movilizaciones: la de las mujeres y las de los pensionistas. Ustedes han vinculado las dos.

-La protesta de las mujeres tiene mucho que ver con la reforma laboral. Son las que menor tasa de empleo tienen, las que mayor tasa de desempleo tienen, sufren una brecha salarial del 26% y que cuando llegan a la jubilación tienen un 38% menos de pensión. Ya sabíamos del desdén de la derecha tradicional por la igualdad de género, pero el 8-M, Cs se quitó la careta. No entiendo por qué esas dos derechas no abrazan una cuestión que trasciende a la ideología. Es cuestión incluso de democracia. Como dice Carmen Calvo, la igualdad es el corazón de un sistema democrático sano.

-¿Falta también en ese debate voluntad?

-Claro, y poner el lazo morado no sólo en la solapa, sino en el BOE. El PSOE ha propuesto la celebración de un monográfico anual sobre igualdad de género. Creemos que hay que abrir el debate de la brecha laboral, pero también el de la conciliación de la vida familiar y plantear medidas para erradicar la brecha entre las pensionistas y los pensionistas.

-¿Ha sido oportunista avivar el debate de la prisión permanente revisable a la luz del caso del pequeño Gabriel?

-Hablé con los padres antes de que se conociera el desenlace. Lo primero que tengo es que trasladar todo el cariño, todo el respeto y la solidaridad de la familia socialista con ellos. Los padres de Gabriel han dado una lección de humanidad y de entereza. Los políticos tenemos que estar a la altura y respetar el dolor de las víctimas, que es no tratar de sacar beneficio propio. Creo que tanto en el caso del PP como de Cs, que antes de ayer criticaba la prisión permanente como demagogia punitiva, y hoy en cambio la abraza por una cuestión puramente demoscópica, creo que deberían ser conscientes de que no se puede legislar en caliente. España tiene un código penal de los más duros de la UE. Han sido, por cierto, las administraciones socialistas las que más han endurecido las penas. Los índices de criminalidad de España son los más bajos de la UE y la duración de las penas son el doble a la media europea. El debate más interesante que deberíamos abrir ahora sería sobre la aprobación de un estatuto de la infancia, para proteger a los menores; y sobre cómo estos años de PP se han reducido en 12.500 los efectivos de Policía Nacional y Guardia Civil.

-El jueves se votó en el Congreso la derogación de este tipo penal, ¿por qué la apoya el PSOE?

-El debate era una proposición del PNV para la derogación de la cadena perpetua revisable y se debatieron dos enmiendas a la totalidad de PP y Cs. Ellos han sido los que han querido hacer el debate esta semana. No es que tocara. Con eso está todo dicho. Esa proposición irá a la comisión, será debatida por los grupos y esperemos que se haga en circunstancias más normales. Legislar en caliente puede llevar a aprobar leyes incendiarias.

-Han pasado casi dos meses de la foto del deshielo con Susana Díaz, ¿cómo se está viendo eso reflejado en las relaciones entre Ferraz y Sevilla?

-¿La foto de qué?

-Del deshielo, la de ‘Frozen’...

-Ah, ya. Susana siempre ha tenido mi apoyo como presidenta de la Junta de Andalucía para ser la candidata y volver a ganar las elecciones. Ya dije en ese desayuno que iba a estar mucho en Andalucía, y así está siendo. Sí le diré que a Andalucía siempre le ha ido mejor cuando ha habido al frente de la Junta un gobierno socialista y al frente de España, también.

-En Andalucía, por primera vez, los sondeos apuntan a un posible ‘sorpasso’ del centro derecha. ¿Hay preocupación? ¿Cree que se deberían adelantar las elecciones?

-Eso es una competencia de la presidenta. Sí le diré que veo a Susana fuerte y que el PSOE tiene todas las posibilidades de volver a ganar. Eso demuestra que hay una confianza mayoritaria de la sociedad andaluza en el PSOE.

-Hace dos años firmó un preacuerdo de investidura con Rivera que le hubiera hecho a usted presidente, viendo las encuestas, ¿ve al PSOE votando a Rivera para desbancar a Rajoy?

-Vamos a ver, Rivera me apoyó porque Rajoy dio un paso atrás y no asumió su responsabilidad ante el jefe del Estado. Si me pregunta a quién veo siempre es a Rivera votando al PP. Los ciudadanos lo que están viendo y verán es que el único cambio posible a la derecha no es más derecha, es izquierda. Las tres preguntas que se hace la ciudadanía son: cómo crecemos, si es a base de hacer las cosas más baratas con la devaluación y la reforma laboral o haciendo las cosas mejor, apostando por la industria, que es un tema importante para esta provincia; cómo se redistribuye el crecimiento, si es apostando por el Estado de bienestar o desmantelándolo; y cómo regeneramos la vida democrática de este país, apostando por el PP o no. Creo que el cambio tiene nombre y apellidos y es el PSOE, no es más derecha.

-Las encuestas no parecen apuntar tampoco a que el PSOE esté capitalizando la fuga de votantes de Podemos, ¿por qué?

-Los sondeos sondeos son. A mí me han dicho tantas cosas... Daban por hecho que Pablo Iglesias iba a sorpassar al PSOE y aquí estoy. Hay que tomar, eso sí, las tendencias. Lo que veo es que vamos a ir a las elecciones con dos derechas, que se van a enfrentar a una izquierda. La izquierda somos nosotros y las derechas el PP y Cs. ¿Cuál es la propuesta que hace Cs para superar al PP? Pasar del conservadurismo al neoconservadurismo.

-¿Cree que el nuevo reglamento interno del PSOE les puede generar problemas con las listas a nivel local?

-No. Al final van a ser primarias, serán los afiliados y los simpatizantes quienes decidan. La democracia nunca es un problema.

-Ha visto que le he tenido que preguntar por Susana Díaz, pues con Cataluña tampoco tengo más remedio. ¿Cómo ve el empantanamiento catalán? ¿Aboca la situación a nuevas elecciones?

-Lo veo con muchísima preocupación. Ojalá que no, pero si vamos a unas elecciones será porque el independentismo ha renunciado a gobernar. Más pronto que tarde por mucho que el independentismo y sobre todo Puigdemont pongan palos en las ruedas, en Cataluña se abrirá una legislatura autonomista y constitucional. No hay más camino que recuperar la legalidad, el estatuto de autonomía y que haya un gobierno con un reto muy sencillo pero a la vez complicado y que no ha tenido Cataluña desde hace 5 años, que es un gobierno que gobierne para todos los catalanes, no para aquellos que han votado al independentismo. Creo que el independentismo tiene que pasar la peor de las páginas negras de la historia de Cataluña y se tiene que emancipar de Puigdemont.

-¿Cree que habrá entonces Presupuestos Generales?

-Eso hay que preguntárselo a Mariano, pero, vamos, creo que en los momentos de verdad, más allá de la retórica de la que Rivera es amante, al final Cs apoyará al PP. Lo hace con los vetos económicos, por ejemplo como el que hicieron esta semana para que las pensiones no se revaloricen conforme al IPC. Es verdad, se dan codazos, hay una guerra fría más bien demoscópica, de poder, de cómo nos repartimos los escaños, que ideológica o de proyecto político. Cs y el PP, tanto monta, monta tanto.

-¿Rivera le ha decepcionado?

-No, yo vi una oportunidad de trascender, de articular una política de cambio con un denominador común que no era ideológico, sino de generación democrática. La pena es que hubo una izquierda que no lo entendió. En realidad, Cs es un partido neoconservador, lo estamos viendo en propuestas como el contrato único, el desmantelamiento del Estado de bienestar, o una rebaja fiscal que no llegaría al ciudadano medio pero va a afectar al Estado del bienestar, o vaivenes en temas como el código penal. Esto es lo que hay, pero entendí que había un denominador común que agruparía a las tres fuerzas del cambio y otros prefirieron que siguiera gobernando Rajoy.

-¿Cuál va a ser la postura del PSOE en la financiación autonómica?

-Es el Gobierno el que tiene que hacer una propuesta y acordarla con las comunidades autónomas. Es inaudito que aún no lo haya hecho. Ese debate es el debate sobre qué tipo de Estado de bienestar queremos. Uno fuerte como lo tienen los países con más cohesión social, o uno débil como el de los países con más pobreza y desigualdad. Nosotros queremos un Estado de bienestar fuerte y para eso las comunidades necesitan más financiación porque son quienes gestionan la educación, sanidad y los servicios sociales.

-¿Qué quiere lograr con la escuela de Gobierno?

-Que todos los altos responsables del PSOE aporten su visión y demostrar que el PSOE es un partido preparado para gobernar. Que tenemos un proyecto de país que tiene una traducción municipal, autonómica, nacional y europea. Es evidente que los medios de comunicación han puesto el énfasis en las ausencias.

-¿Y cómo las interpreta?

-La noticia hubiera sido que yo hubiera excluido a alguien. Yo abro la puerta, si no quieren participar, habría que preguntarles a ellos. Mi responsabilidad es abrir la puerta. Siempre he dicho lo mismo, yo me reconozco en la labor del PSOE durante el siglo XX, pero el nuevo PSOE mira al futuro. Ese es el desafío y el reto en que estoy.

-¿Por qué se han unido a PP y Cs para dejar como delito las injurias a las Corona justo ahora?

-Porque son dos debates distintos. Uno era debatir una proposición no de ley de Esquerra para eliminar esos preceptos de la legislación. Lo que dice el Tribunal de Estrasburgo nada tiene que ver con el cuestionamiento de una serie de preceptos que son lógicos y que están en todos los ordenamientos jurídicos europeos. Lo que reprocha el tribunal es la aplicación y el excesivo rigorismo de algunos jueces en sus sentencias respecto a esas leyes. Una cosa es la ley y otra cómo la aplicas. El PSOE, como un partido de gobierno que es, lo que tiene que hacer es asumir una serie de preceptos que están reconocidos en el conjunto de ordenamientos constitucionales europeos y respetar los símbolos comunes que representan la convivencia de todos. Otra cosa es la lectura que hagan los jueces, alguna cuando menos cuestionables.