San Rafael, custodio de Córdoba, ya tiene un patio. O mejor dicho dos, que fueron los que a mediodía de ayer se inauguraron junto a la vivienda del santero, en la casa anexa a la iglesia del Juramento, el popular templo dedicado al arcángel en pleno corazón de esa Córdoba profunda donde cada primavera reinan la cal y la flor.

Los patios son dos bellos recintos rescatados de la ruina que nada tienen que envidiar a los que año tras año atesoran premios en el concurso municipal. Llegan al calendario festivo cordobés con vocación de participar en el certamen, aunque este año formarán parte del apartado institucional.

La idea de salvarlos del abandono surgió hace un par de años, cuando Purificación Díaz --esposa del exhermano mayor de la hermandad de San Rafael José Carlos Fernández Roldán y hermana ella también-- se planteó junto a otras devotas del custodio devolver la vida a estos espacios tan antiguos como el templo, de fines del siglo XVIII. "Se sumaron a la idea con entusiasmo voluntarias de Adevida y vecinas del barrio, que han aportado muchas macetas --recordaba ayer a la vez que saludaba a los invitados, entre ellos varios concejales--. Y desde el principio contamos con el respaldo del rector del Juramento, Fernando Cruz Conde, que nos dejó manos libres para actuar".

Eso sí, para que lo profano y lo divino se dieran la mano, Cruz Conde se trajo de Fátima una Virgen de esta advocación que ahora preside la capillita que une ambos patios, bendecida por el obispo, Demetrio Fernández, durante su visita pastoral. Este espacio, que había servido de trastero, cuenta a pesar de su modestia con un altar del imaginero Juan Martínez Cerrillo, curiosos exvotos del siglo XIX y, como no podía ser menos, un cuadro de San Rafael pintado por Maruja de Luque.

Se accede a los patios por un portal adornado con calderos de cobre y una colección de viejas llaves del edificio, pues de lo que se trataba era de recrear las esencias tradicionales. Por eso lucen junto a las macetas de color añil --las primeras que llegaron adornaban la cruz de mayo del Santo Sepulcro el pasado año-- y naranjos y limoneros, rejas, jaulas, lebrillos, orzas y hasta una fuente donde beben dos pájaros de bronce que esperan la visita de los cordobeses. Con San Rafael siempre vigilante.