Ricardo Villar (Guzmanas, 4), con sus 81 años, comentaba ayer con todo cariño a un visitante que la tata que le crió, hace ya tres cuartos de siglos, es precisamente la dama casi centenaria del patio de Custodio, 5, el recinto de Rafael Baltanas. Y no se trata de una mera anécdota. Es un magnífico ejemplo de cómo los patios de San Lorenzo (la ruta 8 de la guía Los Patios de Córdoba , de Diario CORDOBA) conservan el principal valor de los patios cordobeses: el factor humano, esa forma de entender la vida que nació en aquellas casas de los muchos.

De hecho, el sello de cada uno de los patios en concurso en San Lorenzo es un reflejo del espíritu de sus cuidadores, comenzando por Ricardo Villar y Manuela Lorente, que a sus 81 años uno y sus 78 la señora, son la pareja decana de los patios en, bueno es recordarlo, el recinto a batir este año en la categoría de arquitectura moderna tras el primer premio del 2011. Manuela, pese a sus achaques, anda últimamente algo mejor. Otra cosa son algunas macetas del patio, que han sufrido mucho la lluvia de los últimos días, decían ayer.

También Carmen y Rafael, en el patio hermano de Guzmanas, 2, se quejaban de lo mismo. De hecho, este año no ha florecido aún la hortensia gigante del rincón, ni las azucenas, ni los amarilis... Pero no se preocupen. Hay que ser tan perfeccionista como Carmen para echar de menos estas flores tardías en un patio tan cuajado.

Otros patios hermanados por la calle son San Juan de Palomares, 11 y 8. Tan distintos pero ambos de visita obligada. El primero, todo un clásico (es, tras Trueque, 4, el más premiado en tres cuartos de siglo), que cuidan a medias la inquilina de Vimcorsa, Maite Serrano, y la asociación Claveles y Gitanillas. Con permiso de Teo (el coordinador de la Asociación Amigos de los Patios en sus dos recintos y todo un artista), San Juan de Palomares, 11 es el patio institucional (y por lo tanto, fuera de concurso) con más alma . Quizá es el espíritu de Josefina o quizá la vida que Maite y su hija le imprimen al recinto. Por su parte, en San Juan de Palomares, 8, la cercanía de sus cuidadores con los visitantes está a la altura del pacífico, el mayor de Córdoba y que ya ha superado los dos pisos del recinto.

Mientras, dos asociaciones, la de Amigos de los Niños Saharauis (Escañuela, 3) y la peña Los Emires (Queso, 5), los dos mayores recintos de San Lorenzo, presentan este año unos patios cuajados. En Escañuela se nota que a María Cazorla, al frente del grupo de voluntarios, no le ha faltado energías este año. Tampoco al patio de Los Emires, pese a que ya solo quedan 7 peñistas. Ayer, José Caballero estaba de guardia para atender a los visitantes.

Y en cuestión de entusiasmo hay que citar tres patios. Primero, el de Rafael Baltanas en Custodio, 5, sobre todo después de haber encontrado un plato decorativo de época en donde se demuestra que sus microplantas en conchas no son un frívolo invento, sino un legado de décadas. De Alvar Rodríguez, 11, bastaba ayer con ver el orgullo de Juan y Pura al hablar del recinto. Pregunten por ese clavel que huele a canela. . Y por supuesto, y hablando de entusiasmo, hay que citar a María Angeles, del debutante patio de Pedro Verdugo, 8, que aún lamenta que su casa, antes de adaptarla, hubiera perdido un pila de piedra y unos azulejos únicos. Pregúntenle sobre la historia del recinto y sabrán lo que es vivir los patios, algo que se tiene muy claro en San Lorenzo.