Elena Wanche Soha tuvo que dejar Guinea Ecuatorial por problemas de salud. En su país hacía dulces caseros y los vendía, con lo que se ganaba la vida, pero no se encontraba bien y los médicos no sabían diagnosticarle su dolencia. Una amiga también africana que vivía en Valencia le insistió para que se fuera a la ciudad y fue allí donde le dijeron que era diabética. Era el año 2008 y, tras un tiempo en el Levante, se trasladó a Córdoba, donde ha trabajado desde entonces en dos casas como servicio de hogar y ayuda a mayores.

Elena, que tiene ahora 45 años, se quedó embarazada hace dos años de un compatriota africano, un embarazo de riesgo que le obligó a dejar su empleo. Lo tuvo complicado para mantenerse en ese tiempo. Vivía en un piso compartido en Miralbaida por el que pagaba 150 euros más gastos y tenía que recibir ayuda econonómica de su hermana. Ahora, con su hija pequeña, se ha trasladado a una vivienda en el Parque Azahara en la que alquila una habitación para poder afrontar los gastos mensuales. Aunque trabaja en una empresa de ayuda a domicilio, su labor se ciñe a los fines de semana y festivos, por lo que percibe en torno a 300 euros. «En la iglesia me dan alimentos y tengo una ayuda de emergencia que ronda los 500 euros al año». En Cruz Roja le pagan la medicación que precisa por su diabetes. Pese a todo, Elena afirma que «doy gracias a Dios por lo que tengo», aunque insiste en que «necesitaría más horas de trabajo para poder mantenerme».