El presidente de Irak, Sadam Husein, visitó la Mezquita de Córdoba y rezó en el Mirhab del recinto en el transcurso de la visita de Estado realizada a España en diciembre de 1974 --hace ya 28 años-- en calidad de vicepresidente del Consejo del Mando Revolucionario de la República iraquí. En aquella ocasión, la delegación diplomática y ministerial iraquí obtuvo del Gobierno de Arias Navarro la firma de un programa de cooperación técnica para el desarrollo de Irak. A su llegada a Barajas, el 9 de diciembre de 1974, Sadam Husein declaró a pie de escalerilla: "Estamos muy contentos de haber venido a España, país íntimo amigo de los árabes". El alto mandatario iraquí regresó precipitadamente a su país pocas horas después de llegar a Córdoba, procedente de Granada, suspendiendo una gira por Andalucía que incluía Sevilla y Málaga.

Sadam Husein fue recibido el 12 de diciembre de 1974 en el aeropuerto de Córdoba por todas las autoridades civiles y militares de aquella época después de que finalizaran las actividades oficiales desarrolladas en Madrid con el último Gobierno de Franco. Un helicóptero trasladó a Córdoba al líder iraquí desde Granada, donde horas antes visitó el recinto de la Alhambra y el Generalife. El programa de la visita a Córdoba se vio alterado por una repentina enfermedad de Sadam Husein, que a las pocas horas de su estancia decidió regresar de inmediato a Irak, suspendiendo seguidamente una gira prevista al día siguiente a las capitales de Sevilla y Málaga.

Las notas de agencia justificaron el anticipado regreso "por imperativos de su cargo". Pese a una corta estancia de horas, Sadam Husein pudo visitar la Mezquita de Córdoba, rezar y asistir a una cena de gala ofrecida en la Diputación con fiesta flamenca.

El líder iraquí, junto a todo su séquito, fue alojado en el Parador de la Arruzafa, a donde fue conducido por la comitiva después de cruzar las céntricas avenidas de la ciudad, según cuentan las crónicas de aquel tiempo. Pese a que las autoridades habían escogido unas rutas turísticas por Córdoba, éstas se realizaron sin la asistencia de Sadam Husein, que prefirió descansar en el hotel mientras los miembros de su séquito visitaban los rincones más tradicionales de Córdoba.

RECORRIDO POR LA MEZQUITA

Según recuerdan testigos de aquella visita, Sadam Husein se perdió la visita a Medina Azahara, pero no quiso dejar pasar la oportunidad de ver la Mezquita de Córdoba, que la recorrió entera en unión de sus acompañantes antes de asistir juntos a la cena oficial. Las autoridades cordobesas que tuvieron ocasión de hablar con el líder iraquí recuerdan que se trataba de una persona "seria y simpática", al mismo tiempo, como rasgo de un carácter diferente al de otras personalidades árabes que durante las décadas de los sesenta y setenta llegaron a Córdoba y fueron cumplimentados con hospitalidad por las autoridades.

El paso del tiempo ha hecho mella en la memoria de las personas que siguieron de cerca esta visita, de ahí que no puedan obtenerse detalles precisos de los comentarios de Sadam por la dificultad que hubo para hilar una conversación sin un idioma dominado que posibilitara el diálogo fluido entre invitados. Sólo hubo cortesía en las palabras.

Sin embargo, algunos testigos han manifestado que Sadam Husein dijo que "se había emocionado" tras contemplar la belleza del interior de la Mezquita, iluminada para la ocasión. Asimismo, recuerdan que Husein manifestó "no ser un gran creyente", frase que tiene sentido siendo Irak un Estado laico y el propio partido Baas, que domina todo el poder, es laicista. (En Irak coexiste el islamismo con el cristianismo de los ritos caldeo, sirio y ortodoxo, aunque en menor porcentaje).

La visita a la Mezquita finalizó con la oración en el Mirhab, tradición que han cumplido siempre en Córdoba personajes titulados emires, califas y príncipes del mundo árabe sin mayores impedimentos y con el visto bueno de todas las autoridades. Desde el recinto monumental la comitiva se dirigió al palacio de la Diputación para asistir a una cena servida en su honor y en la que el alcalde Alarcón Constant le hizo entrega de unos cordobanes como recuerdo de su estancia, detalle al que también correspondió Sadam Husein con unos recuerdos. El presidente iraquí aparece en las fotografías vestido con traje oscuro, encorbatado, con el pelo corto y el bigote menos poblado que el que luce en la actualidad. Un aspecto jovial, sincero, alejado de la imagen altanera de dictador.

Durante la cena, Sadam Husein charló amistosamente --algo de inglés-- con las autoridades cordobesas sobre cosas de la ciudad, de su pasado y de su presente. En ningún momento se observó en su conversación palabras que pudieran relacionarse hoy con los acontecimientos del golfo Pérsico. Todo transcurrió con normalidad hasta que inesperadamente Sadam Husein decidió regresar a Irak esa misma noche y suspender el resto de las visitas programadas. Hasta hoy ha permanecido como excusa de la repentina suspensión "imperativos de su cargo" que le obligan a "regresar de forma inmediata a Irak", cuando en realidad el líder iraquí se marchaba de Córdoba aquejado de un fuerte dolor en la espalda producido por una hernia de disco.

La visita de Sadam Husein tuvo un amplio despliegue en la prensa. Los medios informativos dieron cuenta de todas las entrevistas mantenidas al más alto nivel entre las delegaciones de ambos países. El entonces vicepresidente de Irak fue atendido durante su estancia en Madrid según el protocolo al uso. El momento culminante de la visita fue la entrevista mantenida con el general Franco en el palacio de El Pardo, que le sirvió además para recibir del caudillo la Gran Cruz de Isabel la Católica, dando cumplimiento así al decreto del Ministe-