Cuando un incendio se extingue, la labor no termina ahí. Agentes de Medio Ambiente de la Brigada de Investigación de Incendios Forestales (BIIF) realizan una serie de preguntas para descubrir el motivo de ese fuego y su autor. Hasta 10 agentes del total de 76 de Medio Ambiente en la provincia de Córdoba se encuentran en esta brigada, encargada de la labor pericial, que consiste en hacer un estudio del fuego, delimitando con un GPS el perímetro, datos meteorológicos como temperatura, humedad y dirección del tiempo y de topografía. El incendio junto al club Mirabueno que a finales de julio quemó 20 hectáreas de pasto fino tiene un patrón claro; hubo quema de cable en una alcantarilla y fue una negligencia. «Es muy importante llegar cuanto antes porque está menos alterada el área de inicio», comenta Antonio González, responsable del BIIF en la provincia. La excelencia a la búsqueda avala, pues, en 2017, el 86% de la causa de los incendios fueron descubiertas. La mano del hombre estuvo detrás del 72% en el origen de los incendios investigados en Córdoba el pasado año y las negligencias ascendieron al 43%, siendo las agrícolas las más comunes. El 29% fue intencionado. Su experiencia les guía hacia los indicadores que marcan los indicios, con una baliza roja, y la «zona cero o patrón de quema» del fuego con una baliza blanca. «Al arder deja unas marcas en el combustible», afirma Juan Manuel Fernández, coordinador de los agentes de Medio Ambiente en Córdoba, quien comenzó con la brigada en solitario en 1996. «Me dedicaba a los incendios de relevancia, con una trascendencia económica importante, o con personas de por medio», comenta.

Cuando todo se complica

Cuentan que la complejidad aumenta cuando el espacio es pequeño y con los compañeros de extinción refrescando las zonas desaparecen las pruebas. «Delimitamos la zona para que no se eliminen pistas». Para situaciones límites la formación es vital. Es necesario tener una serie de años de experiencia y luego cuatro cursos, dos de incendios forestales y 2 de especialización de investigación. «Aprendimos de los portugueses, los mejores», comenta Juan Manuel. Desde su sede, en el centro operativo de Los Villares, han visto cómo los incendios han pasado de una media de 76-81 en el último lustro, a los 126 del año anterior. En este año ya van 91, pero «la colaboración ciudadana es vital, muy concienciada y va en aumento», afirma la agente Irene Cantero. Las abudantes lluvias han hecho que este año crezca el pasto. «Las buenas primaveras hace que tengamos mucho más combustible y crea peligro», asegura el coordinador. Con el renacimiento de la vegetación de la zona de Asland presente, recuerdan una de sus más difíciles experiencias, Cerro Vértice, en Cerro Muriano en 2011. Antonio González opta por desterrar mitos cuando las llamas actúan,y comenta que «la leyenda negra es meter fuego para la especulación del terreno, es una tontería. Desde el punto normativo es imposible».

Las herramientas de trabajo de estos Sherlock Holmes se pueden mejorar. En su flota de coches tienen vehículos con 15 años de antigüedad, asegura, aunque esperan nuevos vehículos próximamente. «Nos jugamos el pellejo cada vez que tenemos que ir a un incendio con celeridad», asegura Antonio, tras reconocer que se aportan medios propios como ordenadores para las labores que tienen que realizar .